Y señala que la sucesión del poemario también “suma en un sentido autobiográfico: desde 1975 hasta 2001 se pueden seguir los tránsitos de Prieto, mudanzas, estadías y regreso, pero también lecturas e ideas de sus clases y ensayos”.Durante el verano 2012-2013, Avaro entrevistó a Prieto en su casa de la calle Dorrego, en Rosario, todos los jueves desde las 10, en el marco de una investigación sobre la vida y obra del escritor, mientras preparaba la edición de sus estudios literarios reunidos, Conocimiento de la Argentina, publicado por Editorial Municipal de Rosario.Cuenta Avaro: “Una de esas últimas mañanas, cuando ya habíamos andado la cronología, desde la infancia en San Juan hasta el presente en Rosario, Adolfo me habló de un ‘cuaderno’ de poemas que, luego de alguna coquetería de poeta en ciernes, inédito a los exactos 85 años, decidió darme a leer”.“El cuaderno era el resultado de una selección severísima que había expurgado poemas escritos durante toda la vida desde los 15 años”, apunta Avaro y cuenta que de inmediato compartió el hallazgo con Daniel García Helder, quien coincidió con ella en que el libro debía ser publicado.Los poemas que integran la obra, explica Avaro, están en tránsito y en red, tramados con otros escritos: “Fijan su partida en Rosario y allí regresan, y varios versionan el viaje en mitos y relatos de viajeros ilustres: Colón, Marco Polo, Ulises, Juan de Castellanos, Chateaubriand, y también los ‘azorados viajeros’ de la llanura argentina”.En una parte de la entrevista, publicada en el libro, Prieto se refiere al “viejo tema con la lectura de la poesía: ¿qué lee uno cuando lee un poema?, ¿cómo se lee un poema?, ¿se lee una línea, se lee el poema total, se lee una estrofa?”.Y en otro momento habla de su forma de abordar la escritura poética: “Cuando uno modifica un poema, un verso, lo hace con la idea de que lo mejora, sea por la musicalidad, sea por el contenido, por lo que dice, por la idea, por sentimiento, por lo que fuera. Cada poema tiene su tiempo de composición”.Prieto (San Juan, 1928) se doctoró en la Universidad de Buenos Aires en 1953, con la tesis “El sentimiento de la muerte a través de la literatura española (siglos XIV y XV)”. Fue profesor de literatura argentina y latinoamericana en la Universidad Nacional de Rosario y en la Universidad de Florida, Gainesville, de la que es profesor emérito desde 1996. Fue decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Rosario entre 1959 y 1964.Entre sus libros se destacan Borges y la nueva generación (1954), Sociología del público argentino (1956), La literatura autobiográfica argentina (1962), Estudios de literatura argentina (1968), El discurso criollista en la formación de la Argentina moderna (1988) y Los viajeros ingleses y la emergencia de la literatura argentina (1996). Hoy tiene 87 años.