“Además, las áreas que son el hábitat natural de estos grandes simios tendrán que ser protegidas, con lo cual se estará protegiendo también a las selvas tropicales y a los pueblos indígenas”, agregó.Por otro lado, significaría el fin de la experimentación con estas especies, la prohibición total de su utilización en espectáculos circenses y constituiría “una herramienta indispensable para que la ONU pueda formular una Declaración de los Derechos de los grandes simios”, cometido fundamental de la ONG.La campaña se propone lograr la mayor cantidad de adhesiones entre científicos, académicos, políticos y personalidades de la cultura de todo el mundo en los próximos tres meses, tras lo cual sus iniciadores harán una presentación oficial de la propuesta a la Unesco.Entre las adhesiones se cuentan las del filósofo australiano Peter Singer; y del paleoantropólogo y codirector de las investigaciones del yacimiento de Atapuerca José María Bermúdez.También se ha iniciado un petitorio en la plataforma Change.org, que ya tiene casi 1.800 firmas. Los grandes simios pueden ser considerados “personas” porque reúnen los 15 atributos establecidos por la bioética, entre ellos inteligencia, autoconciencia, sentido del tiempo, sentido del futuro y comunicación.Pero no sólo en el terreno académico se ha avanzado en ese sentido, sino también en el judicial donde al fallo argentino sobre Sandra se han sumado otros a nivel mundial.“ No debemos olvidar que el término chimpancé o humano es biológico y nunca podrá cambiarse, pero el término ‘persona’ es filosófico y puede aplicarse a otra especie diferente a la nuestra”, dijo.Pero los grandes simios deben ser protegidos no sólo porque “tienen muchas capacidades iguales a las nuestras”, sino porque son “nuestros hermanos evolutivos” y “el estudio de los grandes simios es el estudio de nuestros propios orígenes”.Sabido es que los grandes simios y los humanos descienden de un ancestro común y sólo se diferencian por entre el 3 y el 1 por ciento de los genes. “Son los seres vivos más cercanos a los humanos, que están en una etapa similar a la Edad de Piedra humana. Verlos en el Parque Nacional de Tai sentados en el suelo, cascando nueces con un yunque y un martillo de piedra, es retroceder millones de años y vernos a nosotros mismos luchando para sobrevivir y evolucionar”, dijo.El reconocimiento de los grandes simios como “Patrimonio Vivo de la Humanidad” implicaría que por primera vez esta categoría se asigne a animales, dado que hasta el momento se ha aplicado monumentos naturales como bosques, montañas, lagos, cuevas o desiertos; o a creaciones humanas como complejos arquitectónicos, rutas o paisajes culturales y ciudades.“Reconocemos que el término ‘vivo’ no está contemplado dentro de la Unesco pero consideramos que si una simple receta de cocina fue incluida, cuanto más debieran serlo los grandes simios dado que la Unesco tiene obligación por el respeto a la vida y a la historia de la humanidad”, dijo.Por su parte, el presidente de la Asociación de Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales (Afada), la organización que interpuso la acción de amparo por Sandra, consideró “muy positiva” esta iniciativa, que debería “extenderse a todas las especies en extinción”. Pablo Buompadre consideró que una medida así “tendría consecuencias políticas y jurídicas”. “Políticamente apunta a que los estados de donde generalmente existen estas especies, puedan adoptar todas la medidas necesarias para no tenerlos cautivos para exhibición pública y tendientes a tutelar los derechos básicos y fundamentales”, dijo.“Y jurídicamente implica que haya un compromiso del sector judicial en garantizar el reconocimiento y la utilización de herramientas jurídicas para la extensión de la protección de esos derechos a otras especies diferentes al ser humano”, concluyó.Fuente: