Por Alicia Contursi
Astróloga
Detrás de cada enfermedad hay una emoción reprimida o la repetición de un sentir tóxico o negativo. Un dejar de ver el hoy para quedarnos en el dolor pasado. Ahora se habla de la herencia emocional y la vinculación con hechos anteriores, de infancia o ancestros. Se trabaja con memoria celular, decodificación del pasado, energía o inteligencia bioemocional y otras técnicas.
Le preguntamos a Liz Guglielmi, terapeuta floral ¿Por qué tomar esencias florales en el siglo XXI?
Nos responde: Creo que en estos tiempos, más que nunca, entendemos que podemos tener una vida digna y longeva si sabemos que estamos en este mundo para evolucionar, para ser mejores personas y más concientes de cuál es el camino. Durante años hemos convivido con la idea de que tener miedo, ser inseguro, ser rígido o tener bronca, son estados normales en nuestra vida. Pero lo normal es no tenerlos para así poder vivir en forma más plena.
Las flores de Bach fueron creadas en 1936 por el Doctor Edward Bach. Ya en esa época, este hombre pudo entender estos conceptos. Buscó un sistema para revertir esas emociones y poder experimentar la vida en armonía. Nos enseñó que las verdaderas causas de nuestro mal vivir y de nuestra falta de salud, son el odio, la ignorancia, la soberbia, el egoísmo, la crueldad, la inestabilidad y la codicia. Los llamaba los 7 defectos.
Los identificaba como las verdaderas razones que nos alejaban de la unidad. La separación no es más que una ilusión del mundo fragmentado en que vivimos, aunque es esta la única forma para poder crecer y superarnos.
Lo mejor que nos pasa cuando tomamos las Flores de Bach, es que, al salir de estos estados no deseados, recuperamos la objetividad frente a la vida y podemos elegir cómo vivirla.