La forma de alimentación está cambiando, retornando a la más natural de nuestros abuelos. Ellos no sabían de comidas enlatadas (con conservantes), “fast food”, verduras y frutas impregnadas de pesticidas, huevos de gallinas tratadas con hor

Pilares de la nueva era: Alimentarnos con conciencia

Por UNO

Por Alicia ContursiAstróloga

Cada vez más se populariza la pirámide nutricional que pone en la base los cereales integrales (fuente de carbohidratos), las frutas y las verduras.

Se está valorizando la harina de trigo integral, con la riqueza del germen y todos sus componentes sin desechar; el resto de los cereales y las semillas de sésamo, amaranto, chia y muchas otras.

Tenemos que reconocer que la carne animal, tradición argentina, no es la única fuente de proteínas y que, consumida en exceso, es tóxica y genera alto colesterol y grasas.

Para los adultos criados con la premisa de que si no había carne no era comida, es difícil. Los hábitos se hacen sentir. Pero hay una gran mayoría de niños y adolescentes que rechazan las carnes rojas. No hay que forzarlos.

También hoy se conoce que el calcio no se saca únicamente de los productos lácteos. La leche de vaca es buena cuando en la lactancia hay que sustituir a la materna, pero para los adultos puede generar serios problemas intestinales.

Hoy se habla no sólo de proteínas y calcio, sino de nutrientes, minerales esenciales y vitaminas naturales. Se divide a los alimentos en alcalinos (son beneficiosos) y ácidos (hay que evitarlos, excepto al limón). Se difunden cada vez más los cultivos orgánicos, la dieta ovo-lácteo-vegetariana , la vegetariana, la vegana, para celíacos y la cocina ortomolecular.

Se habla de sal sin sodio (la del Himalaya es una excelente opción), de sal marina (rica en nutrientes oceánicos). El azúcar blanca se sustituye por la integral o por la stebia.