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La política argentina parece estar obsesionada con los concejales capitalinos.

Para despertar a un mamao

Por UNO

Una vez más Mendoza se ha metido a los codazos en el entramado de la política nacional, como yasucedió otras veces en el pasado.

José Octavio Bordón se fue del peronismo a disputarle la supremacía a Carlos Menem. Julio

Cobos armó un lío bárbaro rompiendo el radicalismo nacional para irse con Cristina y Néstor

Kirchner. Para no aludir a otros capítulos quizás menos vistosos, pero no menos importantes. Es

curioso que mientras el gobierno de Celso Jaque no parece ser percibido desde Buenos Aires, otros

protagonistas locales actuales sí despiertan interés fuera de la provincia.

Es notable como cada vez que los diarios de Buenos Aires analizan algún aspecto que tiene que

ver con las provincias, Mendoza no aparece en la consideración. Si se trata del Fondo del

Bicentenario, por ejemplo, hay expectativa para ver qué dirá Hermes Binner –lo rechaza– pero no

aparece por ningún lado el apoyo irrestricto de Jaque. Como si a nadie le importara. Allí hay una

tarea para el malargüino. Conseguir que la provincia exista más allá del Desaguadero, porque si no

satisfacer cada necesidad cuesta el doble a la hora de tener que golpear puertas en Buenos Aires.

El primer hecho raro a considerar es cómo la elección en la Capital mendocina de un puñado de

concejales se ha nacionalizado y desde la venida de Gabriela Michetti para apoyar la ahora en duda

candidatura de Orly Terranova por el PRO, hasta el cruce entre el CONFE de Juan Carlos Jaliff y

Víctor Fayad tienen ecos más allá de Mendoza y se originan en situaciones foráneas.

Finalmente, la figura de Julio Cobos sigue en el candelero y, tal como se dijo que iba a

ocurrir, la caída por su actuación en la salida de Martín Redrado se revirtió con rapidez con la

aparición pública de Carlos Reutemann y el susto radical cuando se reposicionó en la carrera

presidencial tras decir que espera que los Kirchner "no se afanen hasta la Casa Rosada".

Vamos por partes.

El PRO y Mauricio Macri han tenido que dedicar más tiempo en los últimos días a intentar

limpiar las verdaderas razones de su relación política con Orly Terranova que a hacer campaña.

Amplia difusión dio el portal del corredor de rally a que el jefe de Gobierno de la Ciudad de

Buenos Aires había sido desvinculado de una causa judicial que tiene la empresa familiar,

Publicidad Sarmiento, por la concesión del mobiliario callejero porteño. Es que Macri ha quedado

fuera de esa causa, pero todavía siguen procesados por hechos vinculados a esa relación comercial

Orlando y Eduardo Terranova, padre y tío del candidato. Esto nunca apareció publicado en la red por

su portal. Y no hay que olvidar que la razón del procesamiento es justamente una acreditación de

buena conducta empresarial firmada por el concuñado de uno de los Terranova, como funcionario

radical de la Comuna de Ciudad en tiempos de Eduardo Cicchitti. Ese hecho es el que llevó

finalmente a que Publicidad Sarmiento quedara fuera de la concesión, cuando se comprobó que los

buenos antecedentes no eran tales, a pesar de los rudos esfuerzos del macrismo para que eso no

sucediera. Como se verá, por más esfuerzos que se hagan, las relaciones entre Macri, Terranova y la

Capital mendocina tienen más que ver con los negocios cruzados que con el alumbrado, el barrido y

la limpieza para los vecinos. De hecho, hace unos meses el propio cacique capitalino anunció que

estaba revisando irregularidades en las concesiones de Publicidad Sarmiento en Ciudad.

Víctor Fayad cree que la candidatura de Orly prosperará aunque está floja de papeles, porque

más allá de que guarde juguetes de infancia en un departamento en la calle Agustín Álvarez, no

figura en el padrón y un fallo de la Corte en ese aspecto es contundente. Para ser elegido, hay que

ser elector, algo que el empresario no es. Lo más probable es que en marzo Orly compita, porque

este tipo de legislaciones en la Argentina son burladas una y otra vez con los más intrincados

argumentos. Es difícil creer que en esta situación no encuentren una razón para saltearse la

legalidad.

El otro hecho de fricción en Capital es el cruce entre el cobismo y Fayad. Juan Carlos

Jaliff, denostado una y otra vez por el Viti, al igual que su jefe político, Julio Cobos, salió a

decir la verdad. Capital recibe fondos nacionales porque su intendente está alineado con el

kirchnerismo. Por más que se lo niegue, es sabido que esa es la única razón para que la chequera de

Olivos se suelte. En lo que está equivocado Jaliff es en que sea a cambio de golpear a Cobos. El

alineamiento es casual, no deliberado para obtener un beneficio. Fayad vapulearía igual al

vicepresidente, aunque no viniera la plata, porque su odio está por encima de cualquier obra

pública o de fondos para lo que sea. En todo caso hay intereses concurrentes. Al mandamás

capitalino le viene bien la plata y sus andanadas contra Cobos cuentan con el beneplácito del

kirchnerismo. La denuncia política de Jaliff no pasa de ahí, no hay dineros fraudulentos, en todo

caso hay un favoritismo que ya se verificaba cuando Julio Cobos, con Jaliff en el barco del burdo

intento de "concertación a la chilena", aceptó ser vicepresidente de Cristina. Ya en ese entonces

Néstor disciplinaba por todo el país con látigo y billetera. ¿No es medio ridículo que ahora

alguien ponga los ojos en blanco y fustigue al beneficiario actual de ese modus operandi cuando

antes lo legitimó uniéndose y apoyando a quien ya tenía y sigue teniendo ese pésimo modo de

gobernar que tanto daño está haciendo?

Finalmente, Carlos Reutemann devolvió a Julio Cobos al seno radical, del cual había salido

eyectado con su decisión para el despido de Redrado.

Como bien dijo el analista Ignacio Zuleta esta semana, hay dos candidatos para 2011 por

encima del resto según los sondeos, lo cual no quiere decir que vayan a ser los que lleguen:

Reutemann, por el PJ, y Cobos por el radicalismo. Al resto, Zuleta los llamó "el chiquitaje"

(Carrió, Néstor, Duhalde, Solá, entre otros) y agregó un gran dato. En todas las encuestas los

candidatos caen cuando el medido entra en algún conflicto, de la naturaleza que sea. Es por eso que

el Lole y Cleto, siempre callados y conciliadores, herméticos hasta el punto de que en la mayoría

de las situaciones no se sabe qué piensan, están a la cabeza de la consideración pública.

Luego de denostarlo en todos los idiomas tras irse con la postura gubernamental en la echada

de Redrado, la UCR invitó esta semana a un encuentro a Cobos y lo sentó a la mesa principal, junto

con Sanz, Aguad, Alfonsín y Morales. Seguramente Carrió y Fayad, entre muchos otros, tiraban en ese

momento espuma por la boca, pero lo cierto es que como dice el Martín Fierro no hay nada mejor que

un susto para "refrescar a un mamao". Fue tal el susto que les dio a los radicales que Reutemann se

limpiara las telas de araña y se posicionara con un golpe feroz a los Kirchner, que de inmediato

volvieron a Cobos. Ellos saben que es el único, aunque les revuelva las tripas, que podría competir

con Reutemann en 2011. Se lo dicen las encuestas y los políticos argentinos viven obsesionados con

ellas.

Quizás sin quererlo, Mendoza vuelve a estar en el concierto nacional. La insignificante

elección capitalina se ha transformado en un ring de insólitos quilates. Habrá que ver quién se

baja con los ojos amoratados y quién con la corona.