El Indio Solari actúa sólo donde los políticos amigos no le cobran impuestos. Gustavo Cordera pierde juicios y no garpa. ¿Neocaretas?

Los rockstars no pagan tasas ni acatan a jueces

Por UNO

Nadie pide que un movimiento musical como el rock, que nació con componentes de contracultura en sus venas, se avenga a producir angelitos, pero sí que sus artistas no olviden que también son ciudadanos de un país.

Es decir, que tienen derechos y obligaciones como cualquier hijo de vecino.

Ciudadanos rebeldes y contestatarios, sí señor. Pero no líderes rockeros que en nombre de una chapa de próceres de la música popular se nieguen a pagar impuestos, como ha pasado este fin de semana con el Indio Solari en su nuevo show multitudinario, en Gualeguaychú.

Aquella noche

El rock nacional quedó patas para arriba después de que 194 personas murieran en 2004 en el incendio del boliche Cromagnon. Y todavía anda a los tumbos tratando de reacomodarse.Aquella tragedia fue fruto de la desidia, entre otros, de los músicos de la banda Callejeros, quienes permitieron el uso de bengalas en un local cerrado donde, además, en el techo había varios paños de tela media sombra.

¿Lo qué?

Cuando uno ve que gente talentosa del rock nacional sale a pedir la liberación de los integrantes de Callejeros –condenados por la Justicia– y que lo hacen bajo el lema "La música no mata, liberen a Callejeros", no se puede menos que sentir un revoltijo en las tripas.

Está clarísimo que la música no mata (aunque alguna pueda estar cercana al intento de homicidio).

Los que sí pueden matar son los energúmenos que no cuidan la seguridad de su público y aquellos a los que les da lo mismo que en un local cerrado se tiren o no bengalas (Cromagnon) , o que haya una sola puerta para "desagotar" a miles de personas (estadio Pacífico, show de la Bersuit, hace 11 años).

En su momento se adujo que las bengalas eran parte de la cultura futbolera y que ésta era una fuente en la cual abrevaba el rock barrial o rock chabón de los Callejeros.

De la buena, de la otra

Subyace en muchos de los ídolos del rock de este país la idea de que a ellos hay que idolatrarlos a como dé lugar.

Durante años legiones de chicas y muchachos argentinos vieron en ciertos excesos de Charly García un ejemplo a seguir.

La diferencia fue clarísima: la mayoría de esos pibes tomaron "merca" berreta y cuando quisieron salir del infierno no tuvieron los medios económicos ni logísticos que sí tuvo Charly para no morirse de una sobredosis en uno de esos hoteles que él solía demoler en Mendoza.

Devolvé la bolsa, Gustavo

El "bueno" de Gustavo Cordera, líder de la Bersuit, hizo lo mismo. Jugó al límite, lo cual es entendible en un artista, incitó "a la monada" a una especie de "vos date que no pasa nada", pero cuando él vio que la droga lo absorbía, y como ya estaba lleno de guita, se fue a vivir a las plácidas playas de La Paloma, a desintoxicarse.

En ese paraíso de Uruguay Cordera se instaló en una chacra vip y se dedicó a la vida sana y a gozar de los morlacos. Esos dineros se los habían proporcionado los "monos" que compraban sus discos y pagaban entrada en sus recitales.

Como en aquel famoso tema de la Bersuit, habría que cantarle a Cordera: "Devolvé la bolsa, no nos puede faltar, devolvele al pueblo su generosidad".

Maldito embudo

Mendoza conoce de cerca algunas otras lindezas de Cordera, como esa de que aún no ha pagado lo que le mandó la Justicia por aquel recital en Pacífico donde un joven (Pablo Cordero)quedó en estado vegetativo luego de que fuera aplastado por una muchedumbre al intentar salir de ese club tras un recital de la Bersuit.

¿Por qué lo pisotearon? Porque de acuerdo con lo concluido por la Justicia, ni la Bersuit, ni el Club Pacífico, ni la Municipalidad de la Capital habían tomado las medidas de seguridad necesarias para evitar un embudo de público a la salida del recital.

Hace unas semanas Gustavo Cordera estaba contratado para tocar en Mendoza en un acto por el Día de la Memoria.

Suspendió el recital cuando se enteró de que le iban a embargar la recaudación. Es que Cordera aún no ha cancelado lo que le ordenó la Justicia tras considerarlo uno de los responsables del aplastamiento de aquel joven espectador.

¡Tú también, Redondo!

Ahora el Indio Solari, confeso admirador de las políticas nac y pop del cristinismo, eligió para su nuevo show de multitudes a Gualeguaychú, municipio entrerriano que está gobernado por un kirchnerista, Juan José Bahillo.La condición que Solari le puso al jefe comunal para actuar en esa ciudad fue que él no le cobraran el 5% de la recaudación, un canon que en calidad de tasa municipal tiene fijada la normativa de Gualeguaychú para todos los artistas que lleguen a actuar a ese lugar.

"Es una condición innegociable. Si no, nos vamos a otra ciudad", le dijo en enero pasado el líder ricotero al intendente. Este aprovechó que en enero los ediles estaban en receso y le dio la injusta excepción a Solari.

¿Y éstos son los que después cuestionan a los caretas, a los reptiles?

Solari, que supo enarbolar "la magia de los rocanroles", parece recitar otra letra suya: "Ahora sólo campeonan los peores".

Podíamos entender que La Mancha de Rolando facturara a mansalva con ese personajón llamado Amado Boudou, pero que Solari, quien ha avalado las políticas de inclusión de Cristina, se niegue a pagar impuestos es un trago muy áspero.

¿Se acordará cuando en Había una vez él cantaba: "Hay tantas partes tan lindas sin tu traición y el mundo sigue girando aún sin tu amor"?