Que los príncipes de la familia real saudí tienen un gusto por el despilfarro no es ningún secreto. La casa de Saud está ampliamente considerada como la más rica del planeta -la fortuna del antiguo rey Abdullah ascendía a 28.000 millones de dólares cuando murió- y es Turki bin Abdullah, uno de sus jóvenes miembros, quien nos ocupa hoy.
La semana pasada, Instagram y otras redes sociales empezaron a llenarse de imágenes de cuatro coches, ya de por sí inasequibles para la mayoría de mortales,cubiertos de oro. Un Lamborghini Aventador, un todoterreno Mercedes G63 AMG 6x6 y, dado el gusto por la sofisticación inglesa, un Bentley Flying Spur y un Rolls-Royce Phantom. La suma del valor de estos vehículos ronda 1.600.000 euros, según el Daily Telegraph.
Aparcar un coche estándar en el centro de Londres es ya de por sí una hazaña encomiable. Hacerlo con un todoterreno de seis ruedas puede dificultarlo un poco más. Pero ningún reto es demasiado para el jóven árabe: cuando se mueve, se mueve en convoy. Cuando aparca, lo hace donde quiere. Ya acumula cientos de libras en multas de aparcamiento, pero con un Rolls-Royce de oro no deben preocuparle demasiado.
Dado que modificar superdeportivos y llevarlos a Europa es prácticamente el hobby de los multimillonarios del petrodólar, no bastaba con una pintura discreta. Lo que buscan sus generaciones más jóvenes es validación en las redes sociales. La mayoría nos valemos de fotografías e ingenio. Otros posan con sus guepardos.
Y es que el mercado de coches modificados ha visto un aumento espectacular en Dubai. La mayoría de los de Turki Bin Abdullah vienen de la división en los Emiratos de West Coast Customs, el taller impulsado a la fama por parte de la serie de MTV Pimp my Ride.
Dos veces al año Londres se ve sumido en la "época de supercars". Normalmente suele ser alrededor de julio, que es cuando los ostentosos jóvenes vienen a pasar las vacaciones. Algunos achacan este comienzo temprano a una primavera muy húmeda en Arabia Saudí, mientras que otros creen que Abdullah puede haber llegado antes para marcar el listón para 2016, antes de que Londres empiece a parecer un párking saudí.
El transporte de los vehículos se hace a través de varias empresas que gozan de buenos ingresos, dada la demanda creciente de los familiares de la realeza. Uno de los métodos preferidos es a través de Qatar Airways, ya que el patrocinador del Barcelona tiene un Dreamliner sin asientos específicamente para este propósito.
Y mientras el gobierno saudí hace llamamientos a la discreción de su aristocracia, para que eviten muestras de opulencia obscena en un momento con los precios del petróleo bajos, sus jóvenes prefieren salir del país a hacer precisamente eso en Europa. Por un puñado de likes.