En esta isla del Atlántico, donde hay habitantes pero no residentes oficiales, Charles Darwin fue clave para un cambio medioambiental, que hoy algunos podrían calificar como un desastre.

Las contradicciones de una isla en la que "nada tiene sentido"

Por UNO

La isla volcánica de Ascensión, ubicada en el océano Atlántico, pertenece a Reino Unido y está llena de contradicciones: allí se fusiona lo que parece que no podría juntarse. El periodista Matthew Teller en su artículo para la BBC explica cómo es realmente la "isla en la que nada tiene sentido".¿Residentes o turistas?

Según los registros, 884 personas viven actualmente en la isla Ascensión. Sin embargo, ninguno de ellos, por mucho que haya vivido en el lugar, es residente oficial.De acuerdo con la decisión del Gobierno británico, no hay posibilidad de conseguir la residencia en dicha isla, por lo que sus habitantes, a pesar de haber vivido en esta isla durante décadas, son considerados visitantes provisionales. Además, antes de llegar a la isla, uno debe pedir permiso por escrito a un representante de la reina británica.¿Nacional o internacional?

A pesar de que los territorios de la isla dependen del Reino Unido (pertenecen a los territorios británicos de ultramar), representantes de varias partes del mundo operan allí. Así, en el aeropuerto de Ascensión operan las fuerzas aéreas pertenecientes a EE.UU., por lo que el acceso que se da allí al Reino Unido es restringido.

Al mismo tiempo, desde el mismo lugar la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) realiza supervisiones de lanzamientos de cohetes.¿Rescate o sentencia?Antes de que en Ascensión fuera proclamada la soberanía británica, la isla estaba deshabitada. Charles Darwin, quien llegó a la isla y habló en 1843 con el botánico Joseph Hooker, registró que la misma no tenía árboles. Los científicos decidieron entonces desarrollar una manera para que la isla fuera más habitable.Entonces, como parte de este plan que parecía ser exitoso, se plantaron árboles en el punto más alto de la isla, la montaña Green Mountain. Como resultado, la zona se llenó de vegetación y diferentes especies que luchan entre sí por la predominancia en el monte.

De este modo, una isla seca y caliente "como un desierto" ahora posee una montaña llena de vegetación y a poco tiempo de viaje en auto de allí se hallan "sofocantes llanuras de lava", afirma el periodista.

Sin embargo, el éxito de este cambio es relativo y podría ser considerado por algunos botánicos como un desastre, indica el medio. La rica vegetación realmente no está dotada de interrelaciones sofisticadas y las características que tienen las verdaderas selvas tropicales, además de que las especies que solían habitar en la zona están en proceso de desaparición como resultado de los cambios introducidos.