Las redes sociales de internet han puesto en jaque los sistemas políticos del planeta. No se salvan en la volteada ni la Vendimia ni los dictadores árabes.

La reina hot, los egipcios y Babel

Por UNO

En el Génesis (11: 1-9), Jehová frena la soberbia de los hombres diversificando sus lenguas paraque no entiendan a sus compañeros. Antes, les había proporcionado un idioma común a todos para

favorecer su comunicación. Los hombres se habían propuesto llegar al cielo construyendo una ciudad

y una torre. Con su operación, Jehová los dispersó sobre la faz de la tierra. Luego, bautizó el

lugar Babel, creando uno de los símbolos más potentes de la historia de la humanidad.

Hoy, con el advenimiento de internet y las redes sociales, parecería que los hombres han

retornado a una era anterior a la de Babel.

Reinado caliente

En esta semana, la fiesta de la Vendimia fue puesta en jaque por la circulación de un video

en la red, titulado "hot" por la simplificación periodística y la pacatería general, en el que dos

bellas damiselas, casi adolescentes, se besan ardorosamente en un juego erótico. Cuentan que es la

promoción habitual en ciertos boliches de una bebida energizante y, al parecer, la pasión lésbica

que allí se desarrolla forma parte más de un show actuado que de un real cruce sexual entre

mujeres. Igual, las fantasías estallaron.

Lo central es que fue suficiente que una de las fogosas chicas fuera señalada como la reina

elegida de Las Heras para que el escándalo tomara por asalto a Mendoza. Aunque la joven insiste en

afirmar que no es ella la de las imágenes calientes, pocos le creen. Pero ya todos han aceptado que

se siga con el proceso vendimial, por la sencilla razón de que más allá de que a unos los espante

la situación y a otros los subyugue, no hay nada en el reglamento de la fiesta del vino que impida

que una de las candidatas haya participado de videos ardientes antes de ponerse la corona.

Consultada por UNO, la soberana Florencia Laguna Albertti sentenció, al tiempo que su

intendente Rubén Miranda ponía las manos en el fuego por ella con su mejor cara de poker, que nunca

había puesto en su currículum que fuera una vendedora de tortitas.

Tortitas egipcias

Muy lejos de Mendoza y del chiste fácil que puede generar la mención de las redondas masas de

grasa mendocina, en los países árabes se ha desatado una rebelión a cargo de los jóvenes contra el

poder político que también tiene como protagonista a internet. Los blogueros comenzaron a

cuestionar la situación en la que viven cientos de miles de jóvenes que pueden mirar a través de la

televisión y de Facebook cómo disfrutan de este valle de lágrimas en otros lugares del planeta,

mientras ellos no la pasan nada bien.

Deshaciendo la maldición babélica de Jehová, que dispersó a los hombres por la faz de la

Tierra hablando lenguas diversas para que no se pudieran entender, la irrupción de internet los

volvió a ubicar a todos en un espacio (virtual) común. El regreso a la era preBabel se ha producido

y el problema para los sistemas políticos es que si con la babelización se han elaborado diversos

sistemas de gobierno, que van desde los más autoritarios hasta los más democráticos, para

administrar las relaciones entre los seres humanos, este nuevo tiempo parece no tener un sistema de

relaciones que lo contenga. Porque los protagonistas saben que están enojados, saben que hay cosas

que no les gustan, pero no saben muy bien qué quieren y, mucho menos, cómo se consigue. No hay un

modelo a imitar y mucho menos uno ansiado para alcanzar mediante la revolución. Los blogueros

egipcios sabían que querían echar a Mubarak y lo hicieron, pero de ningún modo tienen idea de qué

quieren que venga. De hecho, celebraron que lo nuevo sea el ministro de Defensa del tirano

depuesto. ¿Cuánto durará la luna de miel con el ejército egipcio? Ya la Babel no se produce porque

cada uno tenga una lengua, sino porque teniendo la misma lengua cada uno dice una cosa distinta que

los otros no aceptan ni entienden. En medio están los que en los odres viejos quieren poner este

vino nuevo, desconocido y desconcertante, y ansían que en realidad se venga o una revolución

islámica o una capitalista. Ni lo uno ni lo otro. Con el descontento de los muchachos egipcios de

hoy, si mañana el remplazo de Mubarak es un ayatolah, la bronca les va a volver pasado mañana.

Están hartos de que les vaya mal y ya no creen en ningún paraíso perdido, quieren disfrutar de lo

que les acercó la red aquí y ahora. Y mucho.

Sólo nativos en el futuro

Vivimos un momento único de la humanidad porque en tiempo real la irrupción de internet ha

dejado a los habitantes del planeta divididos entre nativos de la red e inmigrantes, y entre estos

últimos hay algunos que pueden hablar el nuevo idioma, aunque sea con acento extranjero y otros que

se han quedado afuera. En algunos años todos serán nativos, es decir, como son hoy los pibes que

nacieron cuando ya había teléfonos celulares e internet y no imaginan que pudo haber un mundo donde

esos instrumentos, que hoy tienen a su alcance casi el cien por ciento de los mortales y que

cambian de manera radical todo, no existían.

La pregunta es cómo será el mundo donde vivan sólo personas como son hoy los nativos, es

decir que internet ya no sea un enigma a comprender.

Los sistemas políticos que están jaqueados desde la red, desde el pobre Rubén Miranda

defendiendo a su reina porque sabe que es lindísima y puede ganar, hasta los momificados regímenes

autoritarios del mundo árabe, deberán buscar las claves que nadie tiene por ahora para digerir esta

novedad que ha llegado como una tromba, incomprensible con los viejos esquemas de pensamiento.

Este jaleo explica la actitud de los chinos, por ejemplo, rara mezcla de pinochetismo

maoísta, como lo ha definido un pensador local, que han entendido bien lo que sucede y por eso

trabajan a diario para sacar a su población de la ignorancia y la pobreza a pasos agigantados,

mientras retrasan artificialmente la llegada plena de internet. Mubarak seguía convencido de que se

puede tener una elite que la pase bomba mientras el resto mira con la ñata contra el vidrio. Los

ayatolah están más convencidos, parece, de que es mejor que todos tengan la ñata contra el vidrio.

De bienestar y prosperidad, ni hablar.

La ilusión del cambio

En este momento prebabélico parece que las únicas que miran y sufren lo que sucede son las

viejas y cansadas democracias burguesas que, al menos, han inventado métodos para la vida más

plena, aunque es indudable que también las jaquean las redes sociales. Si no que le pregunten a

Julian Assange, que es a los Estados Unidos lo que Salman Rushdie supo ser a Irán. Los chismes de

los gobiernos son versos satánicos.

Arriesguemos una hipótesis. En este mundo transparente, donde todo se ve y nada se comprende,

pero en el que sí se desea vivir con más comodidad, los seres humanos se han volcado en bloque a

una suerte de "que se vayan todos". El caso argentino mostró que para que haya alguien que se vaya

tiene que haber otro que ocupe su lugar y haga mejor las cosas que hacía el desplazado. Hasta

ahora, la utopía del grupo humano que se maneja solo, a control remoto, y le va bien es sólo la

ilusión de algunos lunáticos irresponsables.

Por eso, lo único que parece contener la violencia y el descontento extremo es la alternancia

en el poder que da la democracia. No porque realmente haya cambios, sino por la ilusión momentánea

del remplazo, que sirve para distender. A los ansiosos de echar se les concede la expulsión de los

ocupantes del poder hasta la próxima disconformidad, que cada vez tarda menos en llegar. Los gordos

rusos comunistas que tardaron 70 años en estallar por el aire y costaron, con una cúspide en

tiempos de Stalin, varios millones de muertos, en tiempos de internet y las redes sociales hubieran

durado unos meses. Los blogueros hubieran sido más rápidos que la Perestroika.

Las redes sociales ya están instaladas. Ni los intendentes, ni las bellas reinas de la

Vendimia, ni los gobernantes autoritarios, ni los que no los son saben qué hacer con sus efectos.

Nadie lo sabe y eso es lo apasionante.