Cuando el sistema inmune ataca a las células del páncreas encargadas de producir insulina se desarrolla diabetes de tipo 1, cuyo único tratamiento médico es la insulina inyectada. Sin embargo, a pesar de que con la insulina se puede controlar la enfermedad, no existe cura y, con los años, la diabetes puede acabar acarreando complicaciones serias: problemas oculares, úlceras e infecciones en las extremidades, presión arterial y colesterol altos, o problemas renales.
Usada por los médicos desde 1950 para tratar su deficiencia en niños y adolescentes, podría llegar a ser utilizada ahora para el tratamiento de la diabetes tipo 1.