más en el acto. Stack dejó un manifiesto contra el gobierno que explicaba sus acciones. La historia empiezacuando él era un adolescente que vivía en la penuria en Harrisburg, Pensilvania, cerca del corazónde lo que alguna vez fue un gran centro industrial. Su vecina, una octogenaria que sobrevivía con alimento para gatos, era la viuda de un obrerometalúrgico retirado. Su esposo había trabajado toda su vida en las fundidoras del centro dePensilvania, confiado en las promesas de las grandes empresas y del sindicato de que, por sus 30años de servicio, tendría una pensión y atención médica durante su retiro."En vez de ello, fue uno de los miles que no recibieron nada porque la incompetente administración de las fundidoras y el sindicato corrupto (por no mencionar al gobierno)incursionaron en sus fondos de pensiones y robaron su retiro. Todo lo que ella tenía para vivir erala seguridad social". Podía haber añadido que los muy ricos y sus aliados políticos siguen tratando de desaparecerla seguridad social. Stack decidió que no podía confiar en las grandes empresas y que emprendería su propiocamino, sólo para descubrir que tampoco podía confiar en un gobierno al que no le interesaba lagente como él, sino sólo los ricos y privilegiados; o en un sistema legal en el cual "hay dos 'interpretaciones' de cada ley, una para los muy ricos y otra para todos nosotros". El gobierno nos deja con "el chiste al que llamamos sistema de salud estadounidense,incluidas las compañías farmacéuticas y de seguros (que) están asesinando a decenas de miles depersonas al año", pues racionan la atención en gran medida con base en la riqueza y no lanecesidad. Stack remonta el origen de estos males a un orden social en el cual "un puñado de rufianes ysaqueadores pueden cometer atrocidades impensables ... y cuando es hora de que su fuente de dinerofácil se agote bajo el peso de su codicia y su abrumadora estupidez, la fuerza de todo el gobiernofederal no tiene dificultad en acudir en su ayuda en cuestión de días, si no es que de horas". El manifiesto de Stack termina con dos frases evocadoras: "El credo comunista: de cada quiensegún su capacidad, para cada uno según su necesidad. El credo capitalista: que cada cual dé segúnsu credulidad, que cada cual reciba según su codicia". Estudios conmovedores de las zonas industriales abandonadas de Estados Unidos revelan unaindignación comparable entre los individuos que han sido desplazados a medida que los programascorporativo-estatales cierran plantas y destruyen familias y comunidades. Una aguda sensación de traición se percibe en la gente que creía que había cumplido su debercon la sociedad en un pacto moral con las empresas y el gobierno, sólo para descubrir que fueronsolamente instrumentos del lucro y el poder. Existen semejanzas asombrosas en China, la segunda economía más grande del mundo, investigadapor la experta de UCLA Ching Kwan Lee. Lee ha comparado la indignación y desesperación de la clase obrera en los desechados sectoresindustriales de Estados Unidos con lo que ella llama la zona industrial de China: el centroindustrial socialista estatal en el noreste, ahora abandonado por el desarrollo de la zona derápido crecimiento en el sudeste. En ambas regiones, Lee encontró protestas laborales masivas, pero diferentes en carácter. Enla zona industrial abandonada, los obreros expresan la misma sensación de traición que suscontrapartes en EE.UU.; en su caso, la traición de los principios maoístas de solidaridad ydedicación al desarrollo de la sociedad que ellos consideraban un pacto social, sólo para descubrirque fuera lo que fuera, ahora es un amargo fraude. En todo el país, veintenas de millones de millones de trabajadores separados de sus unidadesde trabajo "están invadidos por una profunda sensación de inseguridad", que engendra "furia ydesesperación", escribe Lee. El trabajo de Lee y estudios de la zona industrial abandonada de Estados Unidos ponen enclaro que no deberíamos subestimar la profundidad de la indignación moral que radica detrás de laamargura furiosa, a menudo autodestructiva, hacia el gobierno y el poder empresarial. En Estados Unidos, el movimiento populista llamado Tea Party –y aun más los círculos másamplios a los que llega– refleja el espíritu de la desilusión. El extremismo antifiscal del TeaParty no es tan inmediatamente suicida como la protesta de Joe Stack, pero no obstante es suicida. Actualmente, California es un ejemplo dramático. El mayor sistema público de educaciónsuperior del mundo está siendo desmantelado. El gobernador Arnold Schwarzenegger dice que tendrá que eliminar los programas estatales desalud y beneficencia a menos que el gobierno federal aporte unos 7.000 millones de dólares. Otrosgobernadores se le están uniendo. Mientras tanto, un poderoso movimiento reciente por los derechos de los estados estádemandando que el gobierno federal no se meta en nuestros asuntos, un buen ejemplo de lo que Orwellllamó "doble pensar": la capacidad para tener en mente dos ideas contradictorias mientras se creenambas, prácticamente un lema de nuestros tiempos. La situación de California resulta en gran parte de un fanatismo antifiscal. Es muy similaren otras partes, incluso en suburbios ricos. Alentar el sentimiento antifiscal ha sido característico de la propaganda empresarial. Lagente debe ser adoctrinada para odiar y temer al gobierno por buenas razones: de los sistemas depoder existentes, el gobierno es el único que en principio, y en ocasiones de hecho, responde alpúblico y puede restringir las depredaciones del poder privado. Sin embargo, la propaganda antigubernamental debe ser matizada. Las empresas, por supuesto,favorecen un estado poderoso que trabaje para las instituciones multinacionales y financieras, eincluso las rescate cuando destruyen la economía. Pero, en un ejercicio brillante de doble pensamiento, la gente es llevada a odiar y temer aldéficit. De esa forma, los asociados de las empresas en Washington podrían acordar la reducción debeneficios y derechos como la seguridad social (pero no los rescates). Al mismo tiempo, la gente no debería oponerse a lo que en gran medida está creando eldéficit: el creciente presupuesto militar y el sistema de atención médica privatizado completamenteineficiente. Es fácil ridiculizar cómo Joe Stack y otros como él expresan sus inquietudes, pero es muchomás apropiado comprender lo que radica detrás de sus percepciones y acciones en una época en quelas personas con verdaderos motivos de queja están siendo movilizadas en formas que representan ungran peligro para ellas mismas y para otros.