psiquiátrico, aunque sí en el modo que se conceptúa la palabra "loca" en la charla cotidiana. Es decir, una acepción más cercana a "chapita" o a "no tiene todos los patos en fila" con loque el jefe de Gabinete de los Kirchner, Aníbal Fernández, se refiere –con su irrefrenable tono decómico stand up de andurrial– a esa dama opositora.
El revoltijo Pero, ¿sabe qué? después de ver ciertas cosas que están pasando en el país y, sobre todo enMendoza, en materia de rejuntes políticos, uno no puede menos que preguntarse: "¿La 'loca' deCarrió no tendrá algo de razón, aunque más no sea una pizca, cuando dice que no va a aceptar que sefabrique una nueva alianza de cotillón que nos lleve a otro derrumbe como el del 2001?"Por más que la Carrió nos genere urticaria con sus actitudes, no estaría de más aplicaraquella enseñanza oriental que sugiere preguntarse ante los argumentos presentados por unadversario: "¿Y si este coso tuviera algo de razón?"
El voto aquel Hace más de un año, en las elecciones legislativas, que Néstor Kirchner mandó realizar cuatromeses antes de lo previsto, la mayoría de los argentinos votó a la oposición. El votante argentino le puso así un freno a ciertas locuras de los Kirchner y, de algunamanera, mandó que se recuperara la dignidad institucional del Congreso nacional, convertido en unaescribanía que refrendaba todo lo que enviaba la Casa Rosada. Ese voto mayoritario otorgado a la oposición significó reacomodar y resignificar las cargasrepublicanas.
Sufragio piola Además, ese voto del pueblo fue tan inteligente que no sólo reposicionó a la oposición, sinoque, incluso, le permitió al oficialismo replantearse una serie de visiones de gestión. De habertriunfado el kirchnerismo, el matrimonio presidencial hubiera insistido en algunas medidaspolémicas, lo que con seguridad le hubiera jugado en contra. Ergo, el voto de 2009, pese a ser negativo para ellos, terminó reposicionando para bien a lapareja santacruceña.
La autoherida En realidad, lo que está diciendo Carrió, aunque de manera brutal, con ese estilo que lalleva a pelearse hasta con los que debería cuidar (lo cual la hace tan poco creíble para un puestodel Poder Ejecutivo), es que juntarse con cualquiera lleva –más temprano que tarde– al peligro dela fragmentación y al desbande, sobre todo, si lo que se busca es el reparto de cargos y no laejecución de políticas públicas modernas y progresistas.
Cuenteros Los argentinos somos bastante farsantes. Firmamos pactos de gobernabilidad o concertamospolíticas de gestión, cosas que juramos respetar, pero llegados al poder tendemos a pasarnos esosjuramentos por la entrepiernas. Hacemos como que estamos juntos para, a la primera de cambio, salirdisparados para donde calienta el sol.
Maldito chachismo Al huir y no respetar el mandato popular que lo había elegido por 4 años como vicepresidente,Chacho Álvarez se llevó con él parte de las columnas que sostenían a la alianza. ¿No podría haber sido distinto el epílogo si Álvarez hubiera roto con el presidente De laRúa, porque no aceptaba la corrupción, pero no con el pueblo que lo votó?
Tipos audaces Retortijones y accesos de vómitos les produjo ayer a numerosos estómagos sensibles de estaprovincia ver en las tapas de los diarios al puntano Adolfo Rodríguez Saá llamando en Mendoza a launidad opositora antikirchnerista. A más de uno le debe haber dado una especie de locura "lilitiana" y quizás haya gritado: "Muchachos, paremos un poco con esta chifladura" cuando, sonrientes, dirigentes del PartidoDemócrata recibían en su sede de la paqueta calle Sarmiento "al Adolfo", el mismo del escándalo delmotel "Y no c...", el mismo de aquel video hot filmado durante ese sonado secuestro.
Guatemala y guatepeor Discrepar del estilo de los Kirchner no significa de ninguna manera que haya que apoyar a losRodríguez Saá. ¿Puede ser un ejemplo de algo para Mendoza un caudillo como "el Adolfo", ese que dirigió suprovincia como una estancia, que ha hecho de la censura un estilo de gobierno en San Luis y quesigue manejando junto a su hermano, "el Alberto", toda la obra pública puntana?¿Es que nadie recuerda esos esperpénticos siete días en que Adolfo Rodríguez Saá fuepresidente de los argentinos a comienzos de 2002?
¿Lo qué? En 1987 el peronismo renovador triunfó en buena parte del país y dio un fuerte llamado deatención al alfonsinismo, que no daba pie con bola en su intento de enderezar la economíaargentina. Lamentablemente a la renovación justicialista se la terminó engullendo un audaz de lapolítica, Carlos Menem, quien tradujo de manera guaranga los aires desestatizadores que soplaban enel mundo. Sólo quedaron algunos tibios ejemplos, como el de Bordón en Mendoza, acerca de cómo se podíaser justicialista, renovador y moderno sin caer en los aspectos más desalmados del mercado.
Qué vachaché Que "al Adolfo" le sirvan de comparsa, no sólo los gansos sino también el peronismo disidente–sector que se vende como la nueva renovación del PJ– y que, como si no bastara, además se le sumeal trencito un extraviado político como Cristian Racconto, nos lleva a una pregunta de cajón: "¿'Laloca' no tendrá algo de razón?".