de glaciares, que se manifiesta a favor de que los miles de kilómetros de nieve y agua que seextienden a lo largo y ancho de la Cordillera de los Andes se mantengan a resguardo de la vorazdepredación humana y, para peor, ¡foránea! En pocas horas el grupo sumó a unos 500 adherentes, enmuy pocas, no más de tres. La historia de la primera ley de glaciares es realmente notable. Marta Maffei, la históricadirigente docente que llegó a la Cámara de Diputados de la Nación de la mano de Elisa Carrió,presentó en 2007 un proyecto de protección del área glaciar y periglaciar de la Argentina que poníalímites concretos a la explotación minera en las áreas cercanas a los glaciares. Ese mismo año elproyecto obtuvo un inédito acompañamiento de todos los bloques legislativos en diputados. Más tardese convirtió en ley con el apoyo, también unánime, de los senadores nacionales. La presidentaCristina Fernández, ejerciendo un derecho que la asiste pero en un acto al menos polémico por eltenor de la ley, vetó la norma retrayendo todo nuevamente a foja cero. En su veto adujo razones de defensa de las economías regionales y contempló, según dijo,pedidos de gobernadores de zonas cordilleranas y una sugerencia de la secretaría de Minería de laNación. Las tres cosas son objetables. Por un lado deberíamos preguntarle a un mendocino, pornombrar sólo a una provincia, qué pasaría si un día se agota el agua que traen nuestras montañaspara saber si realmente la defensa de las economías regionales está en proteger o desproteger a losglaciares. En segundo lugar, los gobernadores sean de la zona que fueren, no pueden arrogarse parasí el derecho de decidir sobre un recurso natural y escaso como es el agua por sobre el derecho detodos a tenerla y protegerla. En tercer lugar la secretaría de Minería no debería inmiscuirse en unasunto que es eminentemente medioambiental y que hace a la subsistencia del hombre por sobrecualquier otro interés, mucho menos, el interés económico y, menos aún, la extracción de oro quetermina en el extranjero. San Juan es una de las provincias en las que la minería a cielo abierto está haciendoestragos. Vuelan las montañas con dinamita y dejan en su lugar un gran hueco que será por lossiglos de los siglos eso: un gran agujero mirando al cielo. Después, en una mezcla de cianuro yagua (toman 370 litros de agua por segundo que si siguiesen su curso normal terminarían en casas defamilia, fauna o flora) y separan el material precioso que, se estima, es un gramo por cada cuatrotoneladas de piedra. Allí se forma un dique de cola con esos residuos que imagínese donde termina.¡Allí para siempre! Entre los "gobernadores cordilleranos" que sugirieron a la Presidenta vetar la ley seencuentra José Luis Gioja, gobernador de San Juan e impulsor de las reformas a las leyes mineras yal código de minería en los '90. Esas normas son hoy el soporte jurídico y legal en el cual seamparan empresas como la Barrick Gold, que explota entre otros yacimientos el de Veladero y estácomenzando con el binancional Argentina – Chile de Pascua Lama. La familia Gioja posee, entre otrosemprendimientos, la empresa Bentonita Santa Gema, una proveedora de la Barrick Gold. Jorge Mayoral,secretario de Minería de la Nación y también sanjuanino, fue otro de los consejeros de laPresidenta para el veto. Mayoral es también empresario vinculado a la minería en su provincia. En síntesis, dos o tres hombres con claros intereses en sus bolsillos hipotecan el futuro demillones. No hay excusas. El trabajo que generan las mineras a los lugareños es ínfimo, en áreasmenores como maestranza, vigilancia y limpieza y de bajos salarios, el dinero que le dejan a lasprovincias y a la nación es casi inexistente (no llega al 1%) y el daño que causan es irremediabley permanente. Insistir, no darse por vencidos. El lunes 1 de marzo agrupaciones ambientalistas hanorganizado un encuentro para insistir con la ley vetada. Se hará en Rivadavia y Sarandí, a unaspocas cuadras del Congreso Nacional. Allí estará la Presidenta inaugurando las sesiones ordinariaslegislativas. Una buena oportunidad para expresar que el agua es nuestra, los glaciares sonnuestros, la dignidad ante todo.