Desde que Yuri Gagarin se convirtió en 1961 en el primer ser humano en volar al espacio, y a medida que el programa espacial soviético comenzó a levantar vuelo, la necesidad de un centro de entrenamiento para cosmonautas se hizo cada vez más evidente.
Esta fue la razón por la que se fundó una ciudad secreta que no aparecía en los mapas de la URSS y que fue bautizada con el nombre de Ciudad de las Estrellas.
Con la llegada a este lugar de los candidatos a cosmonauta y sus respectivas familias, la instalación militar se acabó convirtiendo en una ciudad.
El asentamiento urbano estaba oculto en un bosque a más de 30 kilómetros al noreste de Moscú. Durante la era soviética y hasta la década de 1990 la instalación permaneció altamente custodiada por su carácter ultrasecreto.
Hoy en día La Ciudad de las Estrellas es un lugar reverenciado por los amantes de la aventura espacial de todo el mundo, debido a su papel pionero en la formación de cosmonautas.
Los visitantes que llegan a las instalaciones de la ciudad, que cuenta con un museo con piezas únicas de los orígenes del programa espacial soviético, pueden echar un vistazo a la piscina donde los cosmonautas practican como caminar en el espacio en una simulación bajo el agua, como muestra la imagen de portada de esta nota.
Otra pieza clave en la formación de cosmonautas es la centrifugadora gigante en la que los candidatos giran a velocidades vertiginosas experimentando fuerzas ocho veces mayores a la de fuerza de gravedad.
Las autoridades soviéticas ordenaron la creación de la ciudad como centro de formación para su programa de cosmonautas en 1960, tres años después del hito del Spútnik, el primer satélite artificial lanzado al espacio, y un año antes del vuelo de Gagarin auspiciado por el visionario Serguéi Koroliov, padre del programa espacial de la URSS.