del país. El sapo, a diferencia de la deliciosa rana, no es comestible pero Néstor Kirchneraprendió rápido eso de que muchas veces hay que hacer lo que nadie quiere para garantizar lavictoria y más de una vez se morfó algún que otro sapo aunque, hay que decirlo, él tenía unacapacidad para digerir sapos que en ella se dudaba. El 2011 será un año de pruebas para Cristina Fernández ya que deberá parecerse a Néstor pormás que no quiera y tendrá que aprender a comer sapos aunque sea una carne exótica más nodigerible. De aquí a octubre CFK estará obligada a compartir escenarios con personajes bastantediferentes a los que ella seguramente soñó para llevar adelante su proyecto político. De hecho,varios ex furibundos y exaltados menemistas la esperarán en sus actos con los brazos abiertos yella deberá mostrar su mejor sonrisa y decir que está, con el referente en cuestión,incondicionalmente. Démonos una vuelta por Cuyo. Allí Cristina tiene a uno de sus más férreos defensores: JoséLuis Gioja, el hombre que a fuerza de pepitas de oro cianuradas ha construido un poder políticofeudal único y –paradojicamente- exitoso disponiendo de tierras y glaciares como si lepertenecieran a su familia. Modelo pan para hoy hambre para mañana pero que mide cifras sideralesen encuestas de opinión y que garantiza un arrastre clave en la región para los deseosreeleccionistas de la Presidenta. De logros trascendentes de la gestión K como ley de medios,glaciares y matrimonio igualitario Gioja ha estado en contra. En Mendoza todo está por resolverse en el peronismo local pero cualquiera sea la elecciónestaremos frente a un referente local (Cazabán, Bermejo, Félix) muy distante de la improntaprogresista con la que Cristina quiere bañar cada una de sus acciones. En San Luis los K, paravariar, no serán bienvenidos y la supremacía de la monarquía rodriguezsaísta se hará notar, muyseguramente, otra vez. La Rioja es un caso muy similar al de San Juan y Beder Herrera, el hombreque llegó al poder gracias a la promesa de no activar la minería a cielo abierto y el día que juróen el cargo de Gobernador habilitó a las multinacionales a despedazar montañas y glaciares, tambiénjuntará votos para CFK. En todos los casos de Cuyo (cuando digo todos son todos) los referentes hanmilitado con fervor votos para Carlos Menem en los '90 y quizá volverían a hacerlo. El resto del país está también para pispear. En la provincia de Buenos Aires los intendentesdel conurbano –donde está el poder real de la Argentina ya que representa el 38% del padrónelectoral nacional- están que trinan con la posibilidad de que Cristina habilite al progresistaMartín Sabatella (ex intendente de Morón) como un colector de votos para su proyecto. Pasa queDaniel Scioli no garantiza el voto crítico al modelo K que no encuentra alternativas en ningúnlado, el voto que podría irse con Pino Solanas pero que Cristina quiere retener. Scioli, aliado conlos barones del conurbano, representa para muchos lo viejo de la política, algo que a CFK legustaría al menos pulir pero no sabe como. Quizá la elección en la provincia más grande del país sedesdoble y ahí sólo ganarán Scioli y Francisco de Narváez porque la elección quedará reducida a unapelea local. En Córdoba quizá Cristina bendiga a José Manuel De la Sota, alguien que otrora supoestar en las antípodas del proyecto kirchnerista pero hoy ambos estarían dispuestos a comer sapo enuna misma mesa. Para terminar de repasar distritos importantes, en Santa Fe sí la Presidenta tiene a unreferente K paladar negro: Agustín Rossi, alguien que prácticamente se formó al abrigo de Néstor yCristina y ese sería el único distrito de peso en el que no habría sapo de menú. Así las cosas ennuestra querida Argentina señoras y señores. Las brasas están al fuego y en cualquier momento sesalan los sapos. ¡Pobrecitos! @nachorodriguezj