La Presidenta compartirá boleta con gente con la que, en esencia, no comparte nada.

El menú de Cristina está servido: sapos a la parrilla

Por UNO

Se sabe que la Presidenta es una amante de la buena comida y de los buenos vinos. Se sabesobradamente también que la parrilla es quizá el utensilio más utilizado por los argentinos para

preparar carnes y algunos pescados. Los Kirchner solían agasajar a sus invitados con corderos

patagónicos, truchas y otras carnes típicas de la región más fría y a la vez una de las más lindas

del país. El sapo, a diferencia de la deliciosa rana, no es comestible pero Néstor Kirchner

aprendió rápido eso de que muchas veces hay que hacer lo que nadie quiere para garantizar la

victoria y más de una vez se morfó algún que otro sapo aunque, hay que decirlo, él tenía una

capacidad para digerir sapos que en ella se dudaba.

El 2011 será un año de pruebas para Cristina Fernández ya que deberá parecerse a Néstor por

más que no quiera y tendrá que aprender a comer sapos aunque sea una carne exótica más no

digerible. De aquí a octubre CFK estará obligada a compartir escenarios con personajes bastante

diferentes a los que ella seguramente soñó para llevar adelante su proyecto político. De hecho,

varios ex furibundos y exaltados menemistas la esperarán en sus actos con los brazos abiertos y

ella deberá mostrar su mejor sonrisa y decir que está, con el referente en cuestión,

incondicionalmente.

Démonos una vuelta por Cuyo. Allí Cristina tiene a uno de sus más férreos defensores: José

Luis Gioja, el hombre que a fuerza de pepitas de oro cianuradas ha construido un poder político

feudal único y –paradojicamente- exitoso disponiendo de tierras y glaciares como si le

pertenecieran a su familia. Modelo pan para hoy hambre para mañana pero que mide cifras siderales

en encuestas de opinión y que garantiza un arrastre clave en la región para los deseos

reeleccionistas de la Presidenta. De logros trascendentes de la gestión K como ley de medios,

glaciares y matrimonio igualitario Gioja ha estado en contra.

En Mendoza todo está por resolverse en el peronismo local pero cualquiera sea la elección

estaremos frente a un referente local (Cazabán, Bermejo, Félix) muy distante de la impronta

progresista con la que Cristina quiere bañar cada una de sus acciones. En San Luis los K, para

variar, no serán bienvenidos y la supremacía de la monarquía rodriguezsaísta se hará notar, muy

seguramente, otra vez. La Rioja es un caso muy similar al de San Juan y Beder Herrera, el hombre

que llegó al poder gracias a la promesa de no activar la minería a cielo abierto y el día que juró

en el cargo de Gobernador habilitó a las multinacionales a despedazar montañas y glaciares, también

juntará votos para CFK. En todos los casos de Cuyo (cuando digo todos son todos) los referentes han

militado con fervor votos para Carlos Menem en los '90 y quizá volverían a hacerlo.

El resto del país está también para pispear. En la provincia de Buenos Aires los intendentes

del conurbano –donde está el poder real de la Argentina ya que representa el 38% del padrón

electoral nacional- están que trinan con la posibilidad de que Cristina habilite al progresista

Martín Sabatella (ex intendente de Morón) como un colector de votos para su proyecto. Pasa que

Daniel Scioli no garantiza el voto crítico al modelo K que no encuentra alternativas en ningún

lado, el voto que podría irse con Pino Solanas pero que Cristina quiere retener. Scioli, aliado con

los barones del conurbano, representa para muchos lo viejo de la política, algo que a CFK le

gustaría al menos pulir pero no sabe como. Quizá la elección en la provincia más grande del país se

desdoble y ahí sólo ganarán Scioli y Francisco de Narváez porque la elección quedará reducida a una

pelea local. En Córdoba quizá Cristina bendiga a José Manuel De la Sota, alguien que otrora supo

estar en las antípodas del proyecto kirchnerista pero hoy ambos estarían dispuestos a comer sapo en

una misma mesa.

Para terminar de repasar distritos importantes, en Santa Fe sí la Presidenta tiene a un

referente K paladar negro: Agustín Rossi, alguien que prácticamente se formó al abrigo de Néstor y

Cristina y ese sería el único distrito de peso en el que no habría sapo de menú. Así las cosas en

nuestra querida Argentina señoras y señores. Las brasas están al fuego y en cualquier momento se

salan los sapos. ¡Pobrecitos!

@nachorodriguezj