dos han sido especialmente dramáticos, y España no ha sido ajena a la tragedia. En 2008, losbeneficios después de impuestos de los diarios españoles alcanzaron los 11,9 millones de euros, 95%menos que el año anterior (232,9 millones). Pese a todo, la prensa se lee más que nunca. Aunque deotra manera. Las ediciones en internet (mayoritariamente de acceso gratuito) han atraído a millonesde lectores, pero estos nuevos usuarios, instalados en la cultura de la gratuidad, apenas hantenido repercusión en los ingresos. Los grandes editores –capitaneados por el magnate RupertMurdoch– negocian con los poderosos buscadores –con Google a la cabeza– la manera de rentabilizarsus contenidos en la red. Paralelamente, exploran las posibilidades de los dispositivoselectrónicos inalámbricos (iPad, cibertabletas, lectores electrónicos) y se preguntan si ésta serásu tabla de salvación. Aunque nadie tiene respuestas firmes, los expertos afirman que cada una esas plataformasexigirá diferentes estilos de redacción y formas de empaquetar los contenidos. En el quioscoelectrónico los periodistas deberán desarrollar al menos cinco formatos: alertas, artículos,podcast, videorreportajes y noticias en redes sociales. A pesar del auge de las redes sociales, losblogs, el llamado periodismo ciudadano y el aluvión de sitios que se autodeclaran "informativos",parece difícil que vayan a desplazar a los diarios on line. A no ser que se piense que elperiodismo es una afición y no un oficio. Todos coinciden en que, a la postre, por encima de los soportes estará la marca. Es lacabecera la que avala el rigor, algo que en el ámbito digital parece haber pasado a segundo plano.La consultora Cases i Associats, que ha elaborado un estudio sobre las tendencias de los medios, loexpone gráficamente: "De la misma manera que publicar un remedio casero para el resfriado noconvierte al usuario en médico ni al foro donde lo publicó en un centro de atención primaria,escribir sobre un evento en internet no convierte a esa persona en reportero ni a la web utilizadaen un medio periodístico". El periodista Francisco Amaral, coautor del estudio, recuerda que la prensa escrita es elprincipal proveedor de información. Ha alimentado a la radio y a la televisión y ahora hace lopropio con internet. "Los blogs no investigan, y tampoco el periodismo ciudadano. Son herramientasútiles, sobre todo por su cercanía, pero no son periodismo". Pese a todo, los periódicos de papel no pierden de vista el impacto de los blogs. Tienen,además, un ojo puesto en el fenómeno de las redes sociales. Para intentar ampliar su base delectores, las cabeceras tradicionales han optado por perseguirlos allí donde se encuentren. Por esose han lanzado en brazos de las redes sociales. El británico The Guardian recurre a sus usuariospara orientar sus contenidos. "Nos piden que sigamos determinadas noticias o que investiguemostemas concretos. Hace dos años les preguntamos a quién deberíamos defender en las elecciones",cuenta la antropóloga Meg Pickard, directora de desarrollo de medios sociales de The Guardian, queparticipó en la reciente reunión en Madrid de WAN-IFA, organismo que agrupa a 18.000 publicacionesde todo el mundo. Durante la reunión del G-20 en Londres, el rotativo dio un paso más e impulsó el "periodismoen red". Los reporteros salieron a la calle para cubrir la manifestación anticumbre pertrechadoscon su móvil para relatar la protesta minuto a minuto a través de Twitter. "Fue un enormemovimiento digital", apunta Pickard, "y comprobamos que teníamos que estar donde estaba la gente".El diario tiene ahora dos millones de seguidores en Twitter y 300 periodistas están presentes enesa comunidad virtual. El potencial de las redes sociales es enorme, sobre todo si se tiene en cuenta que aglutinanmás de 300 millones de personas y que sus usuarios son ya más que los del correo electrónico. PeroTwitter no parece que sea el milagro que espera la prensa. "No remplaza la forma de contar lanoticia. Es una forma de visibilidad, de potenciar el boca a boca", subraya la directiva de TheGuardian. Es un interesante barómetro para saber qué suscita el interés del público. Aunque las cifras cambian día a día, se estima que una quinta parte del tiempo de navegaciónde un internauta está dedicado a una red social. Por eso "toca estar ahí", dice Amaral. Como tocaestar en los dispositivos móviles y subirse al carro de la revolución de los smartphones. Secalcula que el próximo año la mitad de los celulares que se vendan en Estados Unidos permitiránnavegar por internet, de manera que la red será accesible a 120 millones de usuarios desde elcelular. Éste será el instrumento favorito para ver videos, mandar correos electrónicos, chatear oacceder a redes sociales. ¿Será también un soporte idóneo para distribuir noticias? "Es difícilpensar que el protagonismo de la computadora vaya a desaparecer de la noche a la mañana",pronostica Cases i Associats, porque "el hábito de consultar noticias en internet está muy ligadocon el trabajo de oficina, lo que seguirá dando a la computadora un papel clave como soporte de losdiarios digitales". En pleno proceso de transformación, los diarios buscan la manera de reinventarse. Elpresidente del WEF (foro mundial de editores) y director adjunto de El País, Xavier Vidal-Folch,sostiene que los detonantes de la crisis de la prensa son la explosión de la información hasta unnivel prácticamente infinito, el cambio de la fábrica de la información –desde un modelo demanufactura a otro de renovación continua– y la brecha entre el producto informativo y lapublicidad. "En este marco, empresas y periodistas han de apostar por la cooperación", diceVidal-Foch. A la vanguardia multimedia, el diario noruego Verdens Gang (VG, del grupo 20 Minutos) presumede ser una de las cabeceras más rentables en la web. Convencido de que "la industria de losperiódicos nunca será la misma", el director del área de Móviles de VG, Morten Holst, cuenta que elsecreto ha sido "la experiencia de usuario". "Los periódicos llevan 200 años de experiencia con suslectores. La gente sabe lo que compra y por qué lo compra. Un periódico no es un contenido, es unaexperiencia de usuario. Y eso no se ha conseguido en la web". Holst considera que cada uno de lossoportes exige "estrategias distintas" porque los hábitos de consumo son distintos y una de lasrazones para que el público pague en internet es "la experiencia de usuario". Además de operar enel papel, VG tiene potentes ramificaciones en internet, el celular, la webTV o las redes sociales.Casi el 20% de sus beneficios proceden del área digital. "Nuestra máxima es aprovechar las ventajasque brindan cada una de las plataformas", exponen sus directivos. Desde que en 1992 se envió el primer mensaje de texto, el celular ha evolucionado de maneraespectacular. Las modernas pantallas táctiles y la capacidad para navegar a gran velocidad sonvistas como una oportunidad única para los medios, aunque Mark Challinor, director general de laconsultora g8wave, es de los que piensan que los periódicos no están apostando por el teléfono alritmo que deberían. "Mucha gente está optando por acudir a internet a través del móvil. Pero hayque educar a los consumidores en este nuevo entorno y ofrecerles contenidos más sofisticados". The Guardian lanzó una oferta para plataformas móviles en las que cobra (unos tres euros) nopor el contenido, sino por la funcionalidad. Se puede, por ejemplo, grabar noticias y leerlas en elmetro o ver galerías fotográficas. El ocio acapara la mayoría de las aplicaciones de The GuardianApp, un servicio que hasta ahora ha registrado más de 700.000 descargas. En su primer año, sinpublicidad, espera superar los dos millones de euros de ingresos. El impacto de estos artilugios estal que ya se empieza a hablar de un nuevo perfil de usuarios: los móvilnautas. Actualmente, el 36% de los propietarios de teléfonos móviles navegan por internet y el 55%emplea mensajes SMS. Michael Read, director general para Europa de comScore, opina que el cambio nova a ser rápido. "Hay que pensar a medio plazo; 2011, 2012 y 2013 no serán los años del móvil".Read vaticina que el pago (o micropago) por contenidos en el móvil sólo se justificará si sondiferentes de los de la web. Otros rotativos han ensayado experimentos, como los códigos de barras, pictogramas impresosque permiten reconocer crónicas o anuncios. El francés Le Parisien articuló el año pasado unsistema que permitía fotografiar un artículo y a partir de ahí comentarlo o ver un video. El alemánRhein-Zeitung ensayó hace tres meses la "realidad aumentada": mientras el lector pasa un código debarras bajo la cámara de su computadora, un objeto tridimensional o un video aparecía en supantalla. Este invento podría servir para ilustrar determinadas noticias. Por ejemplo, una crónicadeportiva podría ir enriquecida con imágenes de un penal discutido en un partido de fútbol. Enmarzo, el belga La Dernière Heure aumentó su tirada de 85.000 a 115.000 ejemplares mediante lainclusión de gafas de 3D que permiten visualizar las fotografías en ese formato. El experimento fuecurioso, pero no pasó de ahí. Demasiado caro. El tratamiento de las fotos y la calidad del papelrequerían una enorme inversión. Más confianza tienen los editores en las pizarras electrónicas. Muchos proclaman que 2010será el año de las tabletas y se preguntan cómo cambiará la industria de la prensa con losdispositivos móviles y cómo afectará a la labor periodística. Los aparatos de lectura electrónica(e-reading) se presentan como un desafío, aunque están envueltos en una inquietante incertidumbre.Nadie sabe para qué utilizarán los usuarios el recién llegado iPad y si desplazará a otrossoportes. Los expertos apuestan por una cohabitación. No sustituirá al papel, de la misma maneraque los teléfonos móviles que hacen fotos no han provocado la muerte de las cámaras digitales. El avance tecnológico "es cada vez más rápido y los nuevos soportes electrónicos, como eliPad, representan nuevas oportunidades, sobre todo en el ámbito de la publicidad", afirma porcorreo electrónico el director general de la Asociación de Editores de Diarios Españoles (Aede),Ignacio M. Benito, convencido de que las cibertabletas son "mucho más versátiles para los formatospublicitarios, con lo que serán capaces de abrir nuevas fórmulas y de generar nuevas víascomplementarias de ingresos". A diferencia de las versiones on line, que sitúan todas las informaciones en el mismo plano,las tabletas ofrecen una ventaja sustancial: pueden jerarquizarlas. "De entrada, ofrecen algosimilar al espacio ergonómico de diarios y revistas. Pueden devolver la capacidad de editar lasuperficie, algo que los lectores aprecian", afirma Amaral. ¿Hasta dónde llegará el hechizo deestos prometedores dispositivos? Algunos piensan que bloqueando las reglas comerciales y lasherramientas tecnológicas, Apple ha convertido el iPad en una manzana envenenada para la prensa. "El quiosco condiciona un peaje del 30%, por eso tenemos que estar atentos al mundo Apple y a losacuerdos comerciales con los periódicos. Tengo la sensación de que Apple necesita a los diarios",advierte. Tampoco Mark Challinor piensa que las tabletas sean una letal amenaza para la prensa. "Elpapel tendrá en el futuro más valor. La prensa escrita es eterna. Persistirá, aunque es verdad quetodo está cambiando", proclama. Para los medios on line, una cuestión no resuelta es cómo generar ingresos (apenas captan el3% la publicidad). Los anuncios en la red son agresivos, molestos e intrusivos. Los usuarios huyende ellos. Casi la mitad de los lectores afirma que ignora de manera sistemática los banners y tansolo el 0,1% hace doble clic cuando el anuncio salta a su pantalla. Empresarios y agencias depublicidad han comprobado que la publicidad on line es una auténtica pesadilla, mientras que losanuncios en la prensa de papel son los que más impacto tienen en los consumidores. Sonespecialmente valorados a la hora de adquirir un producto, mientras que los banners de las páginasweb suelen ser ignorados. Su fracaso reside en haber exportado al mundo digital un modelopublicitario propio del mundo impreso. En Estados Unidos, un fiable termómetro de lo que pasa en Occidente, la prensa escrita perdióel año pasado el 28% de los ingresos, pero este retroceso no fue aprovechado por la digital, quemermó también 17%. Con Rupert Murdoch a la cabeza, los periódicos impresos exploran ahora cobrarpor sus contenidos. Harto de que los buscadores (Google, Yahoo!) se lleven el gran bocado delpastel publicitario, el magnate estadounidense de origen australiano ha decidido encriptar loscontenidos de sus cabeceras. A partir de junio, The Times y The Sunday Times cobrarán por el accesoa los contenidos digitales. En España, Aede ha exigido que Google News asuma cambios radicales en su modelo de negocio ypague por usar contenidos de los diarios. El buscador se aprovecha del trabajo de los periódicospara agigantar su facturación, mientras que las cabeceras no ven ni la sombra de los ingresos quegenera la publicidad. Los motores de búsquedas y los agregadores de noticias "se reservan para síel grueso de los ingresos publicitarios, de manera que los editores creadores de estos contenidossolo acceden a unos ingresos marginales", asegura Benito. Google parece estar en el epicentro del cambio. Se ha convertido en un embarazoso problemapara los medios de papel, aunque hay quien piensa que la crisis de los diarios es externa a laprensa. "Es un cambio de paradigma de la sociedad, que vive otras necesidades informativas. Mepreocupa pensar que pueda perder su papel como mediador", dice Amaral, consciente de que "si laprensa pierde su fuente de financiación, no tendrá fuerza para mediar entre el poder y la sociedad".
Una industria jaqueada La caída de la circulación de los diarios en el mundo ha estado marcada por internet. Casi el 5 por ciento de la población mundial usa alguna red social. Son más que los queutilizan correo electrónico.
En la lucha por sobrevivir Rupert Murdoch. El magnate australiano está en contra de que los buscadores puedan difundirlos contenidos que a él le cuestan tan caros de modo gratuito. Por eso ha anunciado que sus marcasya no serán gratis en la web, sino que habrá que pagar para verlas. Zar. Murdoch ha declarado la guerra