Hay quienes le tienen miedo a la gente, por lo que éstos van a pensar o van a decir, y muchas veces no es lo que los demás dicen sino lo que ellos mismos se dicen.

Debemos valorarnos más

Por UNO
*Psicólogo, sexólogo y escritor. Autor de los best sellers Gente tóxica, Quiero un cambio y Fracasos exitosos, entre otros.

Hay quienes le tienen miedo a la gente, por lo que éstos van a pensar o van a decir, y muchas veces no es lo que los demás dicen sino lo que ellos mismos se dicen.

Muchas veces todo el diálogo interno de estas personas es un diálogo negativo: “No digo mucho porque no tengo nada importante para decir ”, “este lugar no es para mí”. Tienen miedo de ser juzgados por los demás, comienzan a autocriticarse y ese miedo al juicio termina viniendo de la misma persona que se empieza a condenar.

Cuando estamos constantemente observándonos comenzamos a generar una imagen negativa de nosotros mismos por el miedo a equivocarnos, y allí aparecen las inseguridades y temores propios de una estima que no goza de buena salud.

Frente a la baja estima son muchas las presiones y las dificultades por las cuales las personas suelen atravesar por no haber podido poner límites a tiempo o por no darse el valor que ellas mismas tienen.

Si una persona no es capaz de priorizarse a sí misma, cargará mochilas ajenas sobre sus hombros y tendrá que enfrentarse al acoso, la infidelidad, la manipulación, el control, la estafa y el aislamiento.

Por el contrario, una persona con la estima sana sabe estar en el lugar correcto, a la hora correcta, con la gente correcta. La gente sana tiene y genera actitudes que hacen que las cosas buenas le sucedan.

No es que tenga buena suerte y los otros no, la gente sana sabe que en cualquier lugar y en cualquier momento hay oportunidades para su vida. Espera grandes cosas del futuro y mejora día a día sus habilidades. Sabe que una estima sana, junto con el potencial que lleva adentro la llevará al éxito.

Una persona con la estima sana sabe que debe prepararse para llegar a la cima, tiene fe en sí misma y se deja entrenar por los que más saben, reconoce que lo están haciendo por su presente y por su mañana.

Las personas con baja estima, a veces, son transmisoras de su propio rechazo. Van por la vida diciendo: “¿Cómo no reconocieron lo que hiciste?” “¿Cómo con todo lo que trabajaste nadie te felicito?”.

Ahora bien, ¿por qué existen personas que sólo tienen como único objetivo en la vida lastimar nuestra estima, gente cuyo fin es descalificarnos cada vez que pueden? ¿Cuál es el objetivo de lastimar la estima de los otros? Simplemente para que no puedas brillar.

Por eso necesitamos reparar nuestra estima, teniendo presente cómo me veo y me siento con mi imagen, valorándonos, evaluando qué cosas puedo hacer y cuáles no, qué debo aprender y qué corregir.