Por Paola [email protected]
Sólo cuando hay un escándalo nos acordamos de que Mendoza tiene 18 concejos deliberantes.
Sólo cuando hay un escándalo nos acordamos de que Mendoza tiene 18 concejos deliberantes.
Por Paola [email protected]
Oficialmente, la pelea del líder comunal surgió por el manejo de los $3,5 millones que ese organismo tiene asignados por presupuesto, a los que habrá que sumar otros $250 mil porque, de lo contrario, no llegan a fin de año.
Off the record, los chispazos se adjudican a la mala relación que existe entre Salgado y el presidente del HCD, Franco Ojeda. Será 50 y 50, 70 y 30, 10 y 90.
Qué más da. Lo curioso es que, de un día para otro, los ciudadanos en general, y los habitantes de Santa Rosa en particular, nos enteramos de que aun gastando esa interesante suma de dinero –el 90% es para sueldos– los resultados son magros. Casi no se aprueban proyectos que manda el Ejecutivo, pero tampoco se presentan ideas que ameriten un debate. Y cuando agarran un tema, son capaces de dilatarlo tanto que cuando ve la luz lo que se quería comprar sale 150 mil pesos más.
Fue el caso de un terreno para construir un centro cívico.En agosto, en tanto, se supo que el Concejo Deliberante de Malargüe había aprobado en mayo un aumento salarial para todos los funcionarios de la comuna, que también beneficiaba a los concejales. Así, de ganar $8.600 pasaron a percibir una dieta de entre $15.000 y $16.000, es decir, igual o más que el gobernador de la provincia, quien cobra $15.400.
Algo similar ocurrió en Tupungato, cuando el HCD aprobó un aumento de 100% de los sueldos de los funcionarios, elevando el sueldo del intendente $4 mil por arriba del de Paco Pérez y desoyendo el pedido del mandatario de no incrementar los salarios por arriba de 25% en el 2012.
Los concejos deliberantes de los 18 departamentos de Mendoza sólo saltan a los medios de comunicación cuando ocurren este tipo de cosas: acusaciones cruzadas, aumentos salariales desmedidos, o cuando se discute alguna ordenanza polémica. Y no mucho más.
Estos organismos, que son el primer eslabón de la democracia, suelen tener escaso control.
Incluso, los periodistas –y esta es una autocrítica– no ponemos el mismo celo y rigurosidad en investigar el accionar en los concejos como, en cambio, sí solemos hacer con la Legislatura, el Ejecutivo o el Poder Judicial. Los concejales tienen dos funciones claras. Representar a sus vecinos y controlar a los intendentes.
Salvo excepciones, los vecinos ni siquiera saben quiénes son sus ediles –en parte porque no les interesa y en gran parte por la famosa lista sábana– y, en el caso del control del intendente, se da motivado exclusivamente por la relación oficialismo-oposición. Si conviene, controlan; si no, miran para otro lado.
Caros e inútiles, disparó Salgado, salteando el libreto. Yo me pregunto, ¿a cuántos más les cabe el mismo sayo?