El ex gobernador presentará en el curso de esta semana un libro sobre su controvertida gestión. Desliza errores y comete omisiones en su obra.

Carta abierta a Arturo Lafalla

Por UNO

Estimado Arturo: a la gentileza de haberme regalado uno de los primeros ejemplares de tu libro quesalieron de la imprenta creí justo responderle con una lectura atenta y crítica del texto.

En primer lugar considero fundamental repetir en público lo que ya te dije en privado. Es un

gran mérito el poner en negro sobre blanco tu versión de los años en que te tocó ser gobernador de

los mendocinos. Ojalá todos los hombres públicos se comprometieran de ese modo, dando su versión de

lo que les tocó vivir.

He leído con atención cada página y me he dedicado a verificar lo que se refiere a temas

relacionados con la empresa donde trabajo hace más de veinte años y a sus dueños. Nobleza obliga,

para hacer honor a tu dedicatoria y ser honesto intelectualmente, creo que antes de que sea

presentada la obra debo publicar los resultados de mis pesquisas.

No expondré mis interpretaciones de los hechos, que quizás serían motivo para otro libro,

sino algunos datos duros y documentados que considero erróneos en tu obra y que por lo tanto, a mi

entender, invalidan ciertas conclusiones centrales. Además muestran algunas intencionalidades

sustentadas en falsear los hechos. También creo importante restituir al conocimiento público

omisiones en las que incurrís, determinantes para el período analizado.

Todo lector de tu libro pondrá en primer lugar de los responsables de situaciones negativas

de la provincia a Daniel Vila, presidente de UNO Medios, si sigue con atención las veces que lo

nombrás y las actuaciones que le atribuís. La más importante es su participación en el proceso de

privatización de los bancos provinciales.

Entre las páginas 48 y 134 –es decir, en cerca de un cuarto de la obra, sin tener en cuenta

el apéndice documental– insistís en siete oportunidades en vincularlo al proceso que culminó a

fines de 1996 con el traspaso de los bancos a través de su supuesta condición de accionista de

Magna. En la página 110, por ejemplo, asegurás: "El grupo Magna-República que, como anticipé,

estaba integrado por los empresarios mendocinos que habían constituido los socios privados de la

AFJP Fecunda, más algunos que se habían agregado en los últimos meses, como Daniel Vila, en

representación del Grupo Uno...".

En realidad, el ingreso de Daniel Vila a Magna como accionista minoritario con el 2% del

socio que tenía el 30% de las acciones se produjo recién en marzo de 1998, cuando el banco ya era

privado. Quedan invalidadas así todas las múltiples maldades que le endilgás por su condición de

accionista en el proceso de privatización, por la sencilla razón de que es falsa.

Una causa de peso por la cual no pertenecía a Magna era su notorio enfrentamiento con el

diario Los Andes y con Sigifredo Alonso, dueño de Canal 9, ambos sí integrantes de Magna y socios

del banco privatizado y de Raúl Moneta. Es curioso, vale la pena decirlo, que en tu obra nunca

aparezca nombrado Sigifredo Alonso cuando aludís a Canal 9, sino un mero representante.

La gran duda que me queda, por la gravedad del yerro y el daño que le hace a la credibilidad

del resto del libro dar por cierto algo que es falso, es si ha sido mera torpeza investigativa en

la reconstrucción de lo sucedido o existe mala fe deliberada al hacer aparecer a alguien en hechos

que le son ajenos.

Llegás a decir que la presencia de todos los medios, incluidos los de Daniel Vila, te daba "

tranquilidad" por lo fiscalizado que iba a estar el proceso privatizador. ¿Es verosímil semejante

anacronismo en un gobernador que llevó adelante temas tan cruciales?

Quizás el elemento más paradójico y significativo es la denuncia de presuntas presiones por

parte de los medios hacia vos, basada en esa falsa aseveración de que todos estaban asociados.

Corría febrero de 1996 y atribuís a dos artículos aparecidos en Los Andes y UNO la intención de

influir sobre tus conductas frente a la primera oferta por las entidades. El de Los Andes, sin

firma, insistía en que se aceptaran sin más los $4,2 millones de Magna-República por el Banco de

Previsión. El de UNO, firmado por el propio Daniel Vila, hacía un análisis sobre la situación

desesperante de los bancos, que vos mismo confirmás, y denunciaba en dos tramos de su escrito lo

insuficiente de la oferta de Magna-República. ¿Qué oferente iba a insistir sobre lo magro de su

propio ofrecimiento? El diario Los Andes, en contraposición, decía: "El consorcio Magna-República

(al que el diario pertenecía) es el único que garantiza que los fondos que se generen se reciclen

en la región y movilicen la economía provincial". Son posiciones muy diferentes y entendibles, si

se dice la verdad, algo que tu libro no hace.

Sobre otras presuntas presiones mediáticas que planteás de los diarios y validás con una

anécdota de un integrante de Magna que las habría aceptado, es importante aclarar que sólo podía

hacerlo en nombre de Los Andes, pues Diario UNO no tenía relación en esa etapa, como ya se ha

visto. Lo que pasa, si uno revisa las colecciones completas y no recorta sólo lo que le viene bien

a su propio argumento, es que los hechos denunciados en esa circunstancia por un tercero eran

ciertos. Los Andes sólo los publicó tímidamente en página 13, sin firma, y UNO los dio en tapa e

informó ampliamente, con las firmas de dos importantes periodistas, uno de los cuales analizaba el

contexto de los hechos relatados. Al día siguiente salió una página en UNO con la conferencia de

prensa que diste para avalar a tu ministra Ana María Mosso y las dudas de la oposición, mientras

que Los Andes no publicó una línea con tus dichos. ¿Te resulta familiar esa conducta? Nunca te he

escuchado denunciarla con el mismo encono y ahínco que ponés contra lo que tenga que ver con la

familia Vila.

La pregunta que me hago entonces es: ¿cuánto del resto del libro tiene este nivel de

imprecisión e intencionalidad? Por desgracia, presumo que mucho, y eso lo debilita de un modo casi

insalvable en su credibilidad.

El segundo aspecto que merece una aclaración es que en tu descripción del proceso de

deterioro de los bancos incluís bajo el título "¿Morosos dolosos o víctimas de la usura?" las

situaciones de deudas más abultadas, tomando como fuente un libro periodístico publicado en Mendoza

en 1995. Luego de cuatro casos que van a la cabeza en cuanto a montos, donde hay presos, quiebras

fraudulentas, etcétera, aparece el juicio de Comensa que atribuís a "Alfredo Vila y familia" en

referencia a lo que hoy es Dalvian. Ahí reclamás: "Rastrear esta lista con la historia de sus

integrantes sería una buena investigación a realizar por nuestros académicos de Ciencias

Económicas, Historia y Sociología, y una punta del ovillo para saber cómo somos y cómo nos hemos

comportado en relación con los controvertidos bancos oficiales de Mendoza y de Previsión".

Para contribuir con esa encomiable tarea que proponés, te adelantaré algunos datos que vos

podrías haber conseguido con facilidad, de habértelo propuesto. A diferencia de los otros casos que

marcás, el juicio de Dalvian no tuvo quiebras, ni presos, ni nada de eso, por varias razones. En

primer lugar, siempre se discutió el monto a pagar en función de una deuda original de

U$S2.000.000, que tras la devaluación de 1980 era difícil de calcular y se fijó en 1997 en

U$S2.499.454,05, pero nunca el no pago. En segundo lugar, siempre la deuda tuvo como garantía real

terrenos de Dalvian, lo cual –vos como abogado lo sabés– la hacía totalmente cobrable. Y en tercer

lugar, y lo más importante, el monto fijado por la Justicia fue cancelado por Dalvian al día de hoy

en su totalidad, según documentación que está a tu disposición.

Pero cuando digo que podrías haber tenido los datos es a raíz de que los pagos se iniciaron

con un plan, tras la definición del litigio en 1997, durante tu gestión. ¿No te enteraste de esa

circunstancia de un juicio que parece preocuparte mucho, aun siendo el gobernador?

Por ahora, tenemos una falsa participación accionaria en un proceso de privatización de la

que se derivan un rosario de consecuencias falsas y una deuda que se reputa "dolosa", que en

realidad está pagada. No es un buen comienzo para tu libro, porque muestra fallas que echan sombras

sobre toda la obra.

Pero sigamos. Basada en una denuncia a Los Andes de un señor Valencia decís que "(el fiscal

de Estado en tu gestión, Aldo) Giordano benefició al grupo Vila cuando le tocó actuar por los

problemas legales que habían sobre terrenos del loteo Dalvian y la Universidad Nacional de Cuyo".

Hubiera esperado que, como abogado, para hacer semejante aseveración consultaras el

expediente de ese juicio. Además de que, teniendo en cuenta tu afán institucionalista, que

comparto, deberías estar tranquilo pues, luego de dos fallos adversos para la UNCuyo en primera

instancia y en la Cámara Federal, el expediente está en la Corte Suprema nacional, que ya aceptó

tratarlo.

Giordano acusó a Valencia por un viaje que consideró dudoso y unos viáticos mal rendidos, y

vos diste públicamente en su momento tu apoyo a lo actuado por el fiscal de Estado. Claro, para

zafar de dar explicaciones, como hacen muchos, qué mejor que ir a Los Andes y al Canal 9 y

denunciar que Alfredo Vila lo presionaba, como hizo Valencia. En las 40 páginas del fallo de la

Cámara Federal local, que podrías leer con mucho provecho, nunca aparece nombrado el señor Valencia

y Catastro sale sólo dos veces, sin mayor importancia. Porque lo cierto es que, para una querella

del fuero federal, la actuación de ese organismo no es determinante.

Lo que sí consta en el expediente es una medición hecha por el CRICYT, del que se dice que su

aporte "constituye una labor técnica de jerarquía, que... permite entender las razones por las

cuales se han suscitado criterios dispares en lo referente a la ubicación del inmueble en litigio,

aporta los elementos de mayor rigor científico en la materia, y está precedido de un acabado

detalle y estudio de la totalidad de los planos y mensuras existentes en archivos oficiales, sobre

la zona del inmueble y su región aledaña, con una expresa merituación del valor que asigna a cada

documento". La medición de ese prestigioso ente oficial da la razón a la confeccionada por Dalvian

en oposición a la de la UNCuyo, en la parte del conflicto que se refiere a mensuras, lo cual

constituye sólo una porción de la causa. ¿Pensás también que el CRICYT favorece los intereses de la

familia Vila? Si estás dispuesto a afirmarlo, seguro que Los Andes y Sigifredo Alonso te darán

difusión.

Finalmente, creo que vale la pena ir a la liquidación del Banco Mendoza en 1999, donde con

honestidad intelectual aclarás que se trataba de una entidad privada y que no le dejó debiendo nada

a nadie.

Aquí quiero citarte en la página 361, porque das por tierra con mucho prejuicio acumulado: "

Estoy convencido de que con la privatización de los bancos oficiales Mendoza concluyó una historia

de ineficiencia, privilegios y corrupción que no sólo no ayudó a nuestro crecimiento, sino que lo

postergó, al menos en los últimos treinta años. Con el cierre del Banco de Mendoza SA perdimos un

banquito con mucho nombre y casi nada de trascendencia para el crecimiento de la provincia".

"La reflexión final, que me cuesta entender, es por qué tantos y con tanta convicción

sostienen lo contrario. He tratado con serenidad de entender a quienes afirman que la Provincia fue

muy perjudicada por la caída del Mendoza, y sólo he escuchado argumentaciones voluntaristas,

altisonantes, carentes de toda lógica y sin sustento en algún dato cuantificable de la realidad".

Creo, estimado Arturo, que mi ya larga parrafada es un inicio de respuesta a tu interrogante

final. Para muestra, valga un botón. En la página 341 de tu libro ponés un recorte de Los Andes del

17 de abril de 1999 donde se lee el título "Adiós a un símbolo" y, al lado de una foto de la

sucursal de Gutiérrez y España del banco, dice: "La privatización del Mendoza le dejó a la

Provincia un quebranto millonario".

¿Cómo se entiende, si Los Andes había sido socio? Es simple. Pero a tu libro le falta otro

dato que vos conocés y omitís, agregando aún más demérito a su seriedad, aunque es crucial en el

proceso de los bancos. En julio de 1997, Los Andes pasó a ser propiedad del grupo Clarín,

archienemigo en ese entonces de Raúl Moneta, que quiso competirle a través del CEI en la era Menem

y fue derrotado por las huestes del hoy célebre Héctor Magnetto. Pues bien, uno de los capítulos de

esa pelea se dio en el Banco Mendoza. Se ve que lo has olvidado, porque atribuís a una publicación

de Jorge Lanata la aceleración de la corrida bancaria local, lo cual se produjo en realidad por la

publicación de Los Andes, entonces ya controlado por el grupo Clarín.

Por supuesto que el banco no se cayó sólo por eso, que contribuyó a precipitar el derrumbe,

sino que fue un proceso con muchas causas.

Para una vez más ir contra Daniel Vila, consignás a partir de la página 347 la teoría de Los

Andes-Clarín de que el banco se cayó porque le había dado "autopréstamos" a sus accionistas. Ya a

esa altura has reproducido el libro de Zlotogwiazda-Balaguer diciendo que "sobresalían los créditos

concedidos al grupo Vila-Manzano, que eran las principales deudoras por montos que superaban el 25%

del patrimonio del banco". Como mínimo deberías haber aclarado, porque lo sabés, que el crédito a

Mendoza 21 y Jorge Stornell de $12.830.000 era dado a alguien que tenía el 2% del socio minoritario

de Moneta, es decir, Magna, poseedora de apenas el 30% del total, con lo cual considerarlo "

autopréstamo" es una exageración digna de periodistas que ya han llegado a las conclusiones antes

de investigar, pero indignas de un ex gobernador y abogado. Además, como se desprende de los

propios datos que das de depósitos y por los bienes del banco, esos millones estaban muy lejos de

representar un porcentaje cercano al 25% de su patrimonio y por lo tanto pesar para el desbarranco.

Además que, recordemos, era un préstamo entre privados, que estaba monitoreado por la normativa del

Banco Central y por sus funcionarios.

Puntualizado esto, quizás haya llegado el momento de decirles a los mendocinos que una

entidad que devolvió todos sus depósitos y que no quedó debiendo nada a sus empleados y

proveedores, además de que dejó dinero en la Justicia para afrontar deudas, nunca debería haber

cerrado por razones financieras. Lo hizo porque, merced a la acción de algunos interesados en que

le fuera mal y a la torpeza de Raúl Moneta, había perdido el mayor patrimonio de un banco: la

confianza de los ahorristas.

Vos lo decís con todas las letras en la página 357: "Los datos muestran que los empresarios

no ganaron dinero con el cierre; por el contrario, perdieron". Lo cual entra en contradicción con

otra sentencia tuya de la página 276, donde decís que te opusiste en el 2004 a la venta de acciones

de Obras Sanitarias a "empresarios locales que eran socios de Moneta por cuanto éstos habían

defraudado la confianza que los mendocinos depositamos en ellos cuando les transferí las acciones

de los ex bancos oficiales". Una demagogia barata y falsa. ¿Cómo se entiende que defraudaran la

confianza quienes vos mismo decís que pagaron todo y que perdieron plata justamente para no dejar

debiendo a nadie en lo que caracterizás como un "banquito"?

En la Argentina, los bancos que dieron realmente autopréstamos lo hicieron para que sus

dueños los vaciaran y desaparecieran, y los ahorristas nunca cobraran, algo que ocurrió en aquel

tiempo con varias entidades del país, pero no con el Mendoza, que fue liquidado y nunca quebró,

como se suele decir. Ahora, si devolvió todo, ¿por qué debió cerrar? Eso sí debería ser motivo de

un estudio... serio y no malintencionado.

Pero tengo para mí que se necesitaba un escándalo grande, con mucho Moneta, Vila, Manzano y

con cifras dadas con la imprecisión y la falta de veracidad de los Zlotogwiazda-Balaguer-Los

Andes-Sigifredo Alonso-Valencia... Lafalla para esconder el desastre de la administración estatal,

sobre la que podríamos discutir si no te corresponde una cuotaparte mucho mayor en la etapa

Bordón-Gabrielli de la que te autoatribuís en tu libro.

Acá se dio aquella teoría que dice que para ocultar un elefante en la Peatonal el mejor

método es largar una tropilla de elefantes por ese paseo.

Y quizás valga otro apunte. Mientras Grupo UNO, cuyo dueño tenía el 2% del 30% de Magna,

quedó con una deuda con un banco privado, que está al día de hoy cancelada, de casi $13 millones,

aparece otra del Grupo Pescarmona de $53.434.000, lo cual muestra la estupidez de que la deuda era

el 25% del patrimonio de la entidad, según dicen las fuentes que vos citás como veraces y a las que

alimentaste con tus dichos falsos. ¿Por qué, si cuestionás tanto a Vila por su actuación en el

proceso del Banco Mendoza, nunca decís nada de Pescarmona, que tenía una deuda casi cinco veces

mayor?

Creo que con las puntualizaciones presentes deberías aclarar en la presentación del libro tus

yerros, igual que en futuras ediciones. Quizás podrías escribir una nota para Los Andes y salir en

Canal 9 para rectificar estos puntos. Aunque no creo que te publiquen nada, si ése es el motivo.

En síntesis: Daniel Vila no intervino en la privatización de los bancos oficiales y por lo

tanto no influyó negativamente en ella como falsamente le atribuís en varios tramos del libro. La

deuda de Dalvian con el banco estatal está cancelada al día de hoy en su totalidad. Las notas de

presión que atribuís a Diario UNO nunca lo fueron, por las razones apuntadas. Giordano no tuvo modo

de favorecer a Alfredo Vila en el juicio de Dalvian, porque ese juicio es del fuero federal y las

pruebas de importancia pasan muy lejos de la Fiscalía de Estado y de Catastro, estando a cargo de

organismos oficiales como el CRICYT.

En cuanto a las omisiones, sería bueno que aludieras a la venta de Los Andes a Clarín y a la

actuación interesada en todo lo que ha publicado ese diario desde aquel entonces hasta hoy, al

igual que sucede con los medios de Sigifredo Alonso, el otro socio de Moneta, al que vos preferís

no nombrar.

Para mi decepción, son todos datos muy obvios como para que un libro que pretende ser serio

los haya tergiversado u omitido.

Por desgracia, más allá del valor documental de tu testimonio, y retribuyendo tu dedicatoria

de "con afecto y respeto a pesar de los desencuentros", no puedo dejar de decirte que creo que tu

obra nació fallada, herida de muerte, por sus flagrantes errores y sus sugestivas omisiones.