por el tribunal revisor y su publicación sea autorizada por el elevado directorio de unacolaboración internacional. Science ha logrado exclusividad de la primicia. El contenido final delinforme sólo tomará estado público en la edición de noviembre de la renombrada revista, apublicarse cuatro días más tarde. La noticia será nota de tapa. El contenido del informe reservado comenzara a develar un enigma de 100 años, dirimirá unadiscusión que ya lleva más de 20 años de apasionadas defensas y ataques sobre la teoría del origende todo: el Big Bang. En el proyecto estuvieron involucrados cientos de científicos, incluidos dospremios Nobel, y han invertido recursos en él las principales potencias mundiales. El análisis einforme fue elaborado finalmente en el remoto observatorio Pierre Auger, situado en una meseta a1.400 metros sobre el nivel del mar, en un recóndito lugar a más de 10.000 kilómetros de lasprincipales academias de ciencias europeas y norteamericanas. Ésta, que podría ser el inicio de cualquier novela de moda sobre logias, códigos, antimateriae intrigas mundiales, es una historia real. Ocurrió en el año 2007, y el informe de la primeradeterminación científica del origen de los rayos cósmicos de alta energía desde su descubrimiento,100 años antes, se realizó en el único observatorio existente capaz de hacerlo, que está enMendoza, en el departamento de Malargüe. La historia, como corresponde, termina bien. Se determinó con certeza razonable dónde seoriginan estas bestias cósmicas. Provienen de galaxias con núcleo muy activo. No son, enconsecuencia, parte de la radiación de fondo. La teoría del Big Bang ha superado otra prueba. Hablemos del observatorio. En general, relacionamos la astronomía con telescopios, y losobservatorios con esos grandes edificios de techo abovedado que se abren en la noche para escrutarlas estrellas. Olvídese. La astronomía existió desde mucho antes de la invención del telescopio yya trascendió el ámbito de la luz visible. Por ello encontramos en el mundo observatorios que sonuna gigantesca antena parabólica que analiza el cielo en ondas de radio o muchas antenas integradasmediante ordenadores. Los hay en órbita recibiendo y analizando radiación ultravioleta, rayos x yun largo etcétera. El Pierre Auger, ubicado en Malargüe, es uno de esos observatorios que no responden al modelodel imaginario colectivo. Está formado por 1.600 tanques detectores repartidos en 3.000 kilómetroscuadrados, y cuatro detectores de fluorescencia, uno en cada esquina de esta área. El conjuntoconstituye un ingenioso dispositivo de gran alcance y sensibilidad, especialmente concebido para ladetección y análisis de rayos cósmicos de alta energía. Su gran extensión geográfica, 50 veces laciudad de Mendoza, responde a una simple cuenta: La densidad promedio de estos rayos cósmicos tanextraordinarios es de uno por siglo por cada quilómetro cuadrado. Para detectar unos veinte atreinta por año, hacen falta cubrir 3.000 kilómetros cuadrados. Le propongo que usted haga lacuenta. El proyecto, impulsado por el premio Nobel de Física James Cronin, comienza su construcciónen el año 2.000, a cargo de una colaboración internacional en la que se involucran inmediatamente17 países (no solo a nivel académico, sino con el compromiso de sus gobiernos). Las mediciones seiniciaron pocos meses después, al instalar los primeros detectores y parte de la infraestructura.Pudiendo tomar datos, no había por qué esperar su finalización total. En noviembre de 2.008 seinaugura oficialmente al completar la instalación del último de los 1.600 detectores, en un acto enMalargüe con la presencia de embajadores y delegados de casi todos los países participantes. Unaclara idea de la importancia de sus observaciones surge de los entretelones de la publicación de suprimer informe, mencionados al comienzo de esta nota. Trabajan sobre los datos generados por el observatorio más de 400 científicos de 70Instituciones académicas y científicas del mundo, denominados "autores". 40 de ellos sonargentinos, de los cuales tres son mendocinos. El staff permanente está formado por 30 ingenieros y técnicos, todos ellos mendocinos. Pero vamos a lo interesante. ¿Qué es lo que observa este observatorio? "Detectamos de maneraindirecta rayos cósmicos de alta energía" nos dice la Doctora Beatriz Garcia, miembro de lacolaboración Auger por parte de la UTN. FRM. –Son partículas que llegan a la tierra con unaimpresionante cantidad de energía, y al impactar con átomos de nuestra atmosfera, allá bien arriba,generan un súbito destello de luz y originan una cascada de partículas. Estas partículas "secundarias" continúan su viaje a la superficie de nuestro planeta. Para su detección uno tiene queponerse a buscarlas entre 800 y 1.400 metros sobre el nivel del mar. Más arriba son demasiadoenergéticas para detectarlas, más abajo se van perdiendo por la densidad de la atmósfera. Nocasualmente la meseta en donde se instalaron los detectores, llamada Pampa Amarilla, está a 1.400metros sobre el nivel del mar. Beatriz estuvo involucrada en el proyecto desde el proceso deselección de sitio. Argentina inicialmente competía con Sudáfrica y Australia –los cielos del sureran más convenientes para la detección-. Elegido nuestro país, las alternativas fueron Rio Negro,Catamarca o Malargüe. La locación final de Pampa Amarilla fue elegida por tener un cielo sumamente diáfano, pocoviento y pocos días nublados al año. Adicionalmente su morfología, una planicie de más de 3.000metros, a 1.400 sobre el nivel del mar e inclusive baja interferencia radioeléctrica, lodeterminaron como el lugar ideal en el mundo para este proyecto, que era impulsado desde hace añospor muchos científicos e investigadores. Era necesario para verificar o descartar algunas de lasteorías más básicas sobre el origen del universo. Estos rayos cósmicos de alta energía han sido un enigma desde su primera detección, hace casi100 años. Bautizados como "rayos" en un principio (equiparable a radiación gamma, por ejemplo), suinvestigación posterior determinó que se trataba en realidad de "partículas" aceleradas a enormesvelocidades. La investigación de este enigma de 100 años condujo, por ejemplo, al descubrimiento dela primera partícula de antimateria (el positrón). Adicionalmente, hasta los primeros resultados obtenidos acá, en Malargüe, los rayos cósmicosde tan alta energía constituían un posible cabo suelto en la teoría que intenta explicar el origende todo el universo, el famoso Big Bang. El punto en cuestión, más allá de todos los vericuetos científicos y técnicos, es elinesperado fenómeno de que lleguen del espacio partículas con tal nivel de aceleración que traen lamisma energía que lleva una pelota de tenis en el saque de un top ten. "Energías macroscópicas enpartículas subatómicas", nos dicen los científicos (son muy pequeñas, pero vienen muy rápido, avelocidades cercanas a la de la luz, lo cual da la energía equivalente). Y la verdad, parece queesto no encajaba con ninguna explicación ni modelo previo. Para terminar de ponerlo en escala,estas partículas producen un choque muchas veces más energético que el que puede alcanzar cualquierpublicitado acelerador de partículas de los que el hombre ha construido. De allí la detección deantimateria en trazas de rayos cósmicos, ahora en boga en el Gran acelerador de hadrones inauguradorecientemente en Ginebra. He aquí el dilema por el cual se movilizaron países, medios, científicos, técnicos,ingenieros. Había teorías, claro, alternativas posibles, pero en la ciencia el principio básico es " experimento mata teoría". La apuesta era encontrar un posible origen de estas increíblespartículas, para luego desarrollar o ajustar algunas de las teorías actuales. En algún caso, significaría corregir algún modelo sobre el funcionamiento de agujeros negros,o el descubrimiento de algún principio nuevo en física de partículas. El gran "temor" era encontrarque estos monstruos cósmicos venían de direcciones al azar, igualmente distribuidas por el espacio.En tal caso, constituirían parte de la "radiación de fondo" omnipresente en el cosmos como eco dela gran explosión inicial, pero con un nivel tal de energía, la teoría entera del Big Bangtemblaría hasta sus cimientos. Se justificaba entonces, la gran expectativa y hasta tensión a la espera de los primerosinformes. El método científico y los procedimientos de rigor en todos los centros de investigaciónrequerían un análisis detallado en el comité de revisión antes de validar los resultados. Acuerdosinternacionales de la colaboración determinaban quiénes tenían acceso a los datos (y quienes no),en cada etapa del proceso, e imponían la previa autorización explícita de su publicación oficialpara que todo tome estado público. El impacto fue grande. Tanto como que se abrió una nueva rama de la física, la astronomía departículas (hasta hoy era sólo de radiaciones, desde las ondas de radio hasta los rayos gamma) Y como siempre, cinco minutos después del importante descubrimiento (si no antes), seabrieron inmediatamente nuevas cuestiones. ¿Son protones o núcleos de hierro las partículas quellegan a la colisión inicial? ¿Cómo interactúan en su largo viaje con los campos magnéticos de lasgalaxias? Para ello, ni lerdos ni perezosos, los científicos comenzaron a diseñar agregados,mejoras ("Enhancements" es el título oficial del sub proyecto), y ya están enterrando algunosdetectores modificados a tres metros de profundidad, para detectar algunas partículas que no puedenser "frenadas" antes (llamadas muones), y ya están apuntando los detectores de destellos por encimade los 30° para detectar otras colisiones, y así más y más. Así es la aventura de la ciencia. Descubren algo, se asombran, e inmediatamente arrancan paraadelante otra vez con tal pasión y avidez de conocimiento que contagia. Y que uno puede percibirpor suerte aquí en nuestro suelo, allí, en ese observatorio, insertado entre las imponentesmontañas del sur mendocino. Allí se mira al cielo, se detectan y analizan partículas de entre lasmás extrañas de la naturaleza, provenientes de supermasivos agujeros negros en galaxias a 300millones de años luz, que nos hablan del origen de todas las cosas. Aquí, en Mendoza. Tan cerca, ya la vez tan lejos de la cotidianidad de nuestras preocupaciones y desvelos.
Para saber más http://visitantes.auger.org.ar/Bienvenida/index.htm http://www.nikolateslaweb.com.ar/turismocientifico/malargue.htm