Por Andrés Gabrielli
Entre la espada y la pared. El senador Bermejo se instaló como precandidato a gobernador envuelto en las contradicciones del PJ
Entre la espada y la pared. El senador Bermejo se instaló como precandidato a gobernador envuelto en las contradicciones del PJ
Por Andrés Gabrielli
El hombre, mientras se arremanga para su dura tarea, puede elegir la lectura más positiva respecto de lo que enseñan los proverbios.
Quizá no le guste demasiado la sentencia de Jesús cuando les dijo a los jornaleros que trabajaban la viña aquello de “los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos”.
Mucho mejor le resultaría, según el refranero criollo, aceptar que “el que pega primero pega dos veces”.
Sea uno u otro su destino final, lo concreto es que el senador Adolfo Bermejo se definió este viernes como el primer político mendocino en instalarse, formalmente, como precandidato a gobernador para 2015.
¿Se apresuró el maipucino, carcomido por la ansiedad? ¿O primereó al resto, en una competencia, no tan lejana, en donde sobreabundan los candidatos de todos los pelajes?
“No puedo decir si es bueno o no haber largado primero. Eso lo contestará el tiempo. La principal ventaja, hoy, es haber conformado los equipos técnicos para presentar los temas que puedan interesar a los mendocinos”, entiende Bermejo.
Lo que hace fascinante al maipucino es que concentra, en sí mismo, con intensidad, las contradicciones que zamarrean a los candidatos del oficialismo peronista. Veamos.
Vientos de frente El problema de base es el clima general del país. En 2011, Cristina Fernández, tras la muerte de Néstor Kirchner, se transformó en un huracán. Fue un viento de cola que arrastró a los demás candidatos de su fuerza en buena parte del país.
“Hoy estamos complicados”, acepta el maipucino. “Tenemos viento de frente. Es un Zonda caliente, con tierra, que molesta, y mucho”.
El viento de cola, aceptan en el PJ local, hoy beneficia aquí a la UCR.
Pajaritos voladosLa incertidumbre electoral bajo el paraguas del kirchnerismo está haciendo dudar a ciertos compañeros con relación a la fecha de votación.
“Hay intendentes nuestros con los pájaros volados, asustados, que quieren desdoblar”, advierte. Cree que el gobernador Francisco Pérez debe poner orden como conductor.
De todos modos, todavía no habla puntualmente con Pérez ni con el vice Carlos Ciurca sobre estos asuntos. “Ya llegará el momento”, dice.
Su referente y único guía es el conductor azul, Juan Carlos Mazzón, el Chueco, quien es partidario de hacer coincidir las PASO (primarias abiertas) provinciales con las nacionales.
Incomodidad por AmadoComo senador peronista, Bermejo debe padecer los continuos partos en que se han convertido las sesiones en la Cámara Alta presididas por el vicepresidente Amado Boudou.
“Todos lo vivimos en forma incómoda, desde él mismo para abajo”, cuenta. “El repudio de la oposición a Boudou se ha vuelto un clásico. Pero la situación depende de la Presidenta, que no le ha quitado la confianza. Y su presencia en el recinto no contradice ninguna norma”.
Obediencia debidaVotar todo lo que ordena la Rosada es otro condicionante que joroba a cualquier legislador que necesite mostrarse como defensor del interés provincial. Bermejo, por ejemplo, levantó la mano a favor del Presupuesto, a pesar de que acepta que números como el de la inflación “son un dibujo”. O de la Ley de Abastecimiento, que justifica invocando a la pequeña y mediana empresas.
“Cuesta explicarlo”, admite, escudado en su intención, evanescente, de lograr obras para Mendoza.
El desamor kirchneristaAños atrás, Bermejo cometió el pecado de poner en duda un dogma K como el matrimonio gay.
Fue pulverizado y estigmatizado. Le prohibieron, lisa y llanamente, ser candidato a gobernador en 2011.
Y si bien nunca abandonó el rebaño, tampoco le devolvieron ni una pizca del amor perdido.
“Mi contacto con la cúpula del poder sigue siendo a través de Mazzón y de Pichetto, nuestro jefe de bloque”, describe. “No tengo una relación aceitada con la Casa Rosada. No soy Guillermo Carmona. Digamos, no soy amigo, pero tampoco me cagan a palos todos los días”.
Scioli, el mejor y más golpeadoEl kirchnerismo cuenta con varios postulantes a la presidencia. Para Bermejo, “Scioli es el mejor. Los demás no existen, salvo Randazzo”.
Desliza, a continuación, una duda compartida: “Lo que te asusta es el trato que le dan a Scioli desde el mismo kirchnerismo. ¿Qué están buscando? Eso desorienta. Y yo no estoy en la mesa chica para saber”.
Guarda una explicación íntima: “Después de Néstor Kirchner, esto ha sido un desorden”.
Un malón en carreraEn el PJ mendocino sobran precandidatos a gobernador. ¿Esto denota vigor, salud, o todo lo contrario?
“Por ahora tenemos tiempo. Estamos todos en carrera. Pero deberá haber una decantación natural de aquí al año que viene”, opina. “Si llegamos así a la próxima Vendimia, estaremos en problemas”.
Le da lo mismo que haya acuerdo interno o que vayan a las PASO. “Lo único que no podemos es llegar a una unidad forzada, a los sopapos”.
Esperanza acotada para 2015¿Cómo hacer una digna carrera teniendo un fuerte viento en contra?
Bermejo reconoce que, hoy, todo genera confusión. Pero recoge buenos augurios sobre la economía en torno a un posible arreglo con los fondos buitre o al despegue de YPF.
Íntimamente, sin embargo, vuelve a llenarse de interrogantes por cómo lo zarandean a Scioli.
“¿Hacia dónde están mirando”, repite. Es la pregunta del millón.