Cuba presentó ante la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) el plan que ha diseñado para encarar el impacto del cambio climático, un fenómeno que incide especialmente sobre el país por su insularidad y ubicación.

El Gobierno cubano aprobó en abril del 2017 la "Tarea Vida", un conjunto de acciones para minimizar los efectos del cambio climático que incluye medidas como la prohibición de construir nuevas viviendas en asentamientos costeros y la reducción de áreas de cultivo próximas al mar.

Además, el proyecto contiene 11 tareas que abarcan el aseguramiento de la disponibilidad y el uso eficiente del agua, como parte de la estrategia de enfrentamiento a la sequía; y la reforestación como una medida de protección de los suelos y el agua.

Los efectos del cambio climático se hacen cada vez más visibles en Cuba, un país insular y tropical, que está expuesto a las consecuencias de esas transformaciones ocasionadas por el propio hombre, en particular las relacionadas con la elevación del nivel del mar y las temperaturas.

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