El caso de la fiscal viajera reveló la debilidad del sistema de verificación de los certificados presentados a diario. La falta de funcionarios hizo estallar el escándalo, porque sus colegas están sobrecargados de causas pendientes

Un solo médico controla las licencias por enfermedad

Por UNO

Nadie lo dice en voz alta dentro del Poder Judicial, pero lo cierto es que el caso de la fiscal Anabel Orozco puso en evidencia que los controles sobre las licencias por enfermedad son bastante endebles, en la medida en que tienen un solo médico para controlar a más de 3.400 trabajadores judiciales de la Primera Circunscripción. Lo que sucede en el resto de la provincia es todavía más difuso, porque sólo presentan un certificado médico al regresar de la licencia pedida. Además, todo el registro de esta tarea se hace de forma manual, por lo que es muy difícil tener un panorama exacto de lo que sucede.Por otra parte, ése único médico trabaja para la Corte y para la Procuración y no visita a todos los empleados, magistrados o fiscales que presentan certificados médicos, sino que tiene la obligación de corroborar sólo diez casos por día, tomados de forma aleatoria. En ese contexto a Orozco no la visitaron nunca porque cuando presentó el primer certificado la médica que debía verificar el estado de salud de la funcionaria estaba enferma. El segundo certificado fue acercado por un subalterno de la fiscal de manera retroactiva, cuando ya el viaje había concluido. El detalle no es menor, porque según la reglamentación, si una persona tiene un problema de salud, cualquiera sea su función dentro de la Justicia, tiene que llamar antes de las 9 a Recursos Humanos de la Corte para dar aviso de su enfermedad. En ese caso no hubo tampoco ninguna verificación, según datos ofrecidos en el máximo tribunal. En la cúspide del escándalo, presentó un tercer certificado por tiempo indeterminado por razones psiquiátricas, que implica la formación de una junta médica.Lo que trascendió por boca del gobernador Alfredo Cornejo es que la fiscal había recurrido 3 o 4 veces al mismo artilugio, con distintos médicos y patologías diagnosticadas. Es vox populi que la señora fue escrachada por sus propios compañeros, hartos de estar sobrecargados de trabajo mientras ella disfrutaba en una bella playa. Incluso el gobernador se quedó corto, porque en realidad son 9 los viajes que hizo en esas condiciones y existen elementos para probarlo. Para cerrar el cuadro, es también sabido que Orozco no era querida entre sus pares, por su trato, que algunos describen como soberbio o con aires de superioridad, al mismo tiempo que la acusan de ostentar su lujosa vida de millonaria.Tanto en la Corte como en la Procuración se despegaron del problema de los controles porque, según explicaron, "no es esperable que quien tiene la responsabilidad sobre la libertad de los individuos cometa un delito de esta índole, mintiendo de ese modo, mostrándose en las redes con total irresponsabilidad hacia sus obligaciones". Eso sumado a que "es imposible sospechar que todos los certificados por enfermedad que son presentados a diario son apócrifos".El hecho de tener controles débiles es todo un mensaje sobre la importancia que tiene la asistencia diaria al trabajo en el Poder Judicial. Pero también es cierto que en el caso de los fiscales y de los ayudantes fiscales cada ausencia es más notable que la de un juez de cámara, donde la tarea se comparte entre tres. Es decir, si uno falta, los otros dos se hacen cargo del trabajo. En el Gran Mendoza, al menos 8 fiscales están de licencia, o por maternidad, o por enfermedad psiquiátrica, a lo que hay que sumar los lugares ocupados por Orozco y los de otras dos fiscales que no están prestando servicio pero no pueden ser remplazadas hasta tanto sus casos sean resueltos, lo que conlleva también a una sobrecarga de causas para el resto de los juzgados, ya que no hay suplencias como sucede en la docencia.Otro elemento influyente es la interna judicial. La independencia del Ministerio Público Fiscal de la Suprema Corte no fue tan bienvenida como se calculaba, porque antes de esto muchos recursos y cargos eran absorbidos por los supremos. Un ejemplo de ello son los cargos vacantes que dejaron dos médicos de los tres que tenía el Poder Judicial para el control de las licencias por enfermedad, cuando éstos se jubilaron. Esos cargos fueron tomados para hacer designaciones en el área de Derechos Humanos de la Corte.