No se inventaron, como se supone, en la era de las Wii, las Play Station o las Nintendo. Todo arrancó con la vieja y querida Odyssey.

40 años de consolas

Por UNO

Al contrario de lo que mucha gente supone, las consolas no se inventaron durante la actual era de las Wii, las Play Station, o las Nintendo móviles. Tampoco durante los 80's, cuando aparecieron las Colecovision y las Atari. Esta historia data de hace bastante tiempo más, unas cuatro décadas para ser más precisos.

En enero de 1972, el ingeniero Ralph Baer presentó el proyecto en el que había trabajado durante seis años: el desarrollo de un prototipo que adaptaba los juegos de video que habían aparecido en la década anterior, a los televisores que había en las casas de familia.

La patente del aparato fue adquirida por la empresa Magnavox (sucursal estadounidense de la holandesa Phillips), que en mayo de ese mismo año comenzó a vender la consola con el nombre de "Odyssey" a 100 dólares, siendo un boom comercial que a finales de 1972 llegó a vender más de cien mil unidades.

La "Odyssey", conocida popularmente como "The Brown Box" (la caja marrón), incluía diez juegos (tenis, jockey, ski,simon, etc), y aunque Baer en primer término le había ofrecido el prototipo a otras compañías como la RCA y Motorola, estas desestimaron el producto por considerarlo "poco adecuado" para su época. Al poco tiempo, cuando vieron que la Odyssey de Magnavox se convertía en un boom de ventas, las empresas que habían rechazado la idea comenzaron a desarrollar sus propios aparatos de videojuegos caseros, y allí fue cuando comenzaron a aparecer en el mercado las competidoras de la Odyssey: Atari, Nintendo, Intellivision (de Mattel) y Colecovisión, entre otras.

El resto es historia más o menos conocida: GameBoy, Sega, SuperNintendo y, más acá en el tiempo, las mencionadas (y cada vez más sofisticadas) Play Station y Wii en sus distintas versiones.

Hoy en día el negocio de las consolas de videojuegos es uno de los más dinámicos y rentables que ostenta la industria del entretenimiento a escala mundial, algo que en buena medida las corporaciones le deben a la vieja y querida Odyssey de Ralph Baer.

Fuente: Télam