La "Odyssey", conocida popularmente como "The Brown Box" (la caja marrón), incluía diez juegos (tenis, jockey, ski,simon, etc), y aunque Baer en primer término le había ofrecido el prototipo a otras compañías como la RCA y Motorola, estas desestimaron el producto por considerarlo "poco adecuado" para su época. Al poco tiempo, cuando vieron que la Odyssey de Magnavox se convertía en un boom de ventas, las empresas que habían rechazado la idea comenzaron a desarrollar sus propios aparatos de videojuegos caseros, y allí fue cuando comenzaron a aparecer en el mercado las competidoras de la Odyssey: Atari, Nintendo, Intellivision (de Mattel) y Colecovisión, entre otras.
El resto es historia más o menos conocida: GameBoy, Sega, SuperNintendo y, más acá en el tiempo, las mencionadas (y cada vez más sofisticadas) Play Station y Wii en sus distintas versiones.
Hoy en día el negocio de las consolas de videojuegos es uno de los más dinámicos y rentables que ostenta la industria del entretenimiento a escala mundial, algo que en buena medida las corporaciones le deben a la vieja y querida Odyssey de Ralph Baer.
Fuente: Télam